Se dio a conocer que en próximos días el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Kanayo F. Nwanze, viajará a México para estrechar las relaciones dentro del país como parte de las iniciativas del Fondo para erradicar la pobreza rural en asociación con los países de ingresos medios.
En comunicado de prensa se informó que para este organismo, en muchos países de América Latina, así como México, la pobreza se concentra entre la población indígena y de las zonas rurales, donde viven dos terceras partes de las personas afectadas por la pobreza extrema.
Pese a que la economía de México es la segunda en importancia de América Latina, el país presenta importantes desigualdades económicas y entre las zonas urbanas y las rurales. En un informe publicado el pasado año por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos Chile, México y los Estados Unidos de América figuran entre los países con mayor desigualdad en los ingresos.
En dicho tenor, Nwanze ha dicho que “las desigualdades pueden eliminarse si nos damos cuenta de hasta qué punto las zonas urbanas y las rurales son interdependientes. Necesitamos las zonas rurales para el cultivo de nuestros alimentos y el mantenimiento de ecosistemas sanos que nos proporcionen el agua y el aire limpios que son esenciales para todos nosotros.
Además, si las economías rurales no son dinámicas, las personas continuarán migrando hacia las ciudades en busca de trabajo. Necesitamos un mundo en que la población, el empleo, los servicios y las oportunidades estén distribuidos de forma más equilibrada.”
Se indicó que FIDA junto al Fondo para el Medio Ambiente Mundial y en asociación con la Comisión Nacional Forestal, el FIDA financia en México un proyecto que está creando nuevos sistemas de aprovechamiento forestal sostenible y de fijación de carbono, al tiempo que introduce programas gracias a los cuales las mujeres y los hombres de las zonas rurales pueden incrementar sus ingresos.
Concretamente, el proyecto ayuda a crear actividades no madereras rentables y sostenibles para las comunidades de pueblos indígenas, las mujeres y otros grupos vulnerables que tienen un acceso limitado a la tierra. En Oaxaca, una región de la zona meridional de México donde la pobreza extrema afecta a más de la mitad de la población.
Añadió que “creemos que la población rural es parte de la solución a los problemas del mundo. Cuando las inversiones se han dirigido a las zonas rurales, hemos observado una y otra vez que las personas se han visto empoderadas para cultivar más alimentos, poner en marcha sus propios negocios, mejorar la nutrición de sus hijos y enviarlos a la escuela. Hemos visto como las mujeres y hombres de las zonas rurales transforman sus comunidades.”
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