Ana Herrera,
Colaboradora invitada
De acuerdo a datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las lluvias atípicas que se presentaron en marzo pasado, fueron ocasionadas por la combinación de frentes fríos, tormentas invernales y bancos de humedad provenientes del Océano Pacífico.
Lluvias que en el primer trimestre del año superaron en 69.2 mm al promedio histórico de 48.7 mm, para ese periodo. Los estados más afectados y donde se establecieron récords fueron: Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Querétaro.
Pero, ¿por qué si se acumulan grandes volúmenes de agua de lluvia, éstos no son aprovechados? La respuesta es que México aún presenta un atraso considerable en las acciones aplicadas sobre sustentabilidad.
Sin embargo, existen distintas opciones que gradualmente pueden incorporarse, sobre todo en una metrópolis como la Ciudad de México, que, además de visualizarse administrativamente como sustentable, posee una historia lacustre que le aporta viabilidad a este concepto.
“Cosechar agua de lluvia” es un concepto que se está haciendo presente en los proyectos de emprendedores mexicanos que tienen el objetivo de captar este líquido a través de su ciclo natural y permitir la condensación de vapor de agua para disponer de ella para el su consumo.
Actualmente, estas técnicas se aplican en zonas donde hay mayores cifras de desabasto del líquido, como Iztapalapa y Xochimilco.
En acciones más específicas, la asociación civil “Isla Urbana” promueve una infraestructura accesible para hacer del agua de lluvia un elemento potable.
Prueba de ellos es “Tlaloque”, filtro que retiene el agua de lluvia después de haber separado el líquido que ha descendido los primeros minutos de las lluvias, pues son las más contaminadas.
A pesar de que el concepto de cosechar agua de lluvias ha impulsado la creación de empresas mexicanas dedicada a la construcción y venta de sistemas sustentables, el aprovechamiento del mes más lluvioso desde hace 74 años ha pasado casi desapercibido a razón de que la sustentabilidad no forma parte de los hábitos cotidianos ni son todavía conocidos por la opinión pública los beneficios que de ella se obtienen, reflejados tanto en los seres vivos, como en el hogar que todos habitamos, el Planeta.
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