La alimentación en México sufre un deterioro importante que se refleja en las muertes por desnutrición. Entre 2001 y 2010 fallecieron 85 mil 343 personas por esa causa, pero en la actualidad, a través de los bancos de alimentos contra el desperdicio, un millón 300 mil mexicanos comen diariamente productos cien por ciento comestibles.
La Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA) informó que diariamente se desperdician alrededor de 31 mil toneladas de alimentos, en tanto que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) evaluó para el sexenio 2006 a 2012 un aumento de la pobreza alimentaria de 13.6 a 18.2 por ciento.
Con base en los anteriores datos, la Cámara de Diputados solicitó a las secretarias de Desarrollo Social (Sedesol) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca (SAGARPA), constituir el Sistema Nacional de Donación y Distribución de Alimentos Aprovechables para Consumo Humano que beneficie a la población más vulnerable y de las comunidades marginadas.
En respuesta, la Sedesol informó que se busca crear una norma que especifique los requerimientos para que los bancos de alimentos se integren al gobierno federal, lo que les permitirá potenciar y facilitar sus acciones.
Expuso que el reto de la seguridad alimentaria, más que en la cantidad de alimentos, está en su distribución. Esto es, en su acceso a todas las personas y que sean seguros, nutritivos y acordes con las preferencias culturales.
La paraestatal Diconsa coadyuva en la alimentación y, de acuerdo con sus estatutos, “al fomento del desarrollo económico y social del país, garantizando el abasto de productos básicos y complementarios no perecederos a precios competitivos”.
Sin embargo, aclaró la Sedesol a la Cámara de Diputados, en el objetivo social de Diconsa no se contempla la donación y distribución de alimentos aprovechables para el consumo humano.
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