Ana Herrera (@ecohistoricas)
Colaborador invitada
Distribuidos a lo largo de la cuenca, hay varios grupos sociales en su transición al sedentarismo por su dominio de la agricultura; en medio, un sistema de cinco lagos se convierte, durante las lluvias, en un solo espejo de agua. Debido a esta aventajada natural, los grupos aumentan su tamaño y se vuelven aldeas.
Durante el periodo preclásico se consolidan algunas culturas que habitan en la parte baja de amplias cordilleras montañosas. En el oriente, Tlatilco y Tlapacoya; en el sur, Cuicuilco. Del poniente llegan los toltecas, quienes se establecen en Chapultepec, en el año 1156, al ser una región más que habitable por su concentración de bosques y captación de agua dulce. Esa misma necesidad de subsistencia cerca del entorno lacustre, los llevó a instaurarse en 1207 en Culhuacán, sobre un tramo de tierra que separaba el lago de Texcoco del de Xochimilco.
Conformada por distintas tribus con pretensión de ubicarse lo más próximo a las zonas acuíferas, ésta era la situación de la cuenca de México cuando se aproximaron los aztecas, para quienes resultó particularmente complicado encontrar un lugar que pudiera registrar su esplendor.
Para comprender la eco-historia actual de la ciudad es importante dejar en claro cuáles eran las particularidades del territorio geográfico de la antigua zona del Anáhuac, al que, usualmente, también se le denomina «cuenca de México».
La cuenca estaba, y aún sigue estando, rodeada de cerros, montes y llanuras de gran altitud y complejidad geográfica. Antes de ser el centro de una ciudad, y ahora de una metrópolis, su parte más baja almacenaba grandes cantidades de agua haciendo que la cuenca fuera un entorno ideal donde la Naturaleza cumplía sus ciclos.
La historia nos dice que los mexicas, exiliados de todos los lugares por los que habían transitado, finalmente, encontraron el islote y la señal para establecerse justo en el centro del lago de Texcoco, cuyo nivel de agua irregular dejaba ver islotes esporádicos.
Debido a esta característica en los niveles del lago, elaboraron las chinampas, un modo avanzado de agricultura a través de una técnica de relleno con tierra fangosa y vegetación lacustre delimitada por troncos y ramas.
Dentro de su ensayo Descripción de su medio físico y sus primeros pobladores, Luis Everaert nos cuenta que junto al lago de Texcoco también se encontraban otros pequeños lagos como los de Chalco, Zumpango, Xochimilco y Xaltocan, los cuales, contrarios al de Texcoco, contenían agua dulce que era empleada por los mexicas a manera de agua potable, a través de acueductos que la transportaban hasta la ciudad.
Al leer las páginas de Los Vencidos, se manifiesta la cosmovisión de los grupos ancestrales en su mística interpretación de las expresiones de la Naturaleza y su consecuente poder como deidades, pues, como lo afirma José de Acosta, en su Historia Natural y Moral de las Indias: “Son los indios muy amigos de flores, y en la Nueva España más que en cualquier parte del mundo… se ha dicho lo que basta de las idolatrías de los indios, de sus sacrificios, de templos y ceremonias y lo demás que a esto toca…”.
En la siguiente entrega se hablara de cómo se estructuró la gran Tenochtitlán y porqué fue tan atractiva para los ojos de los conquistadores españoles.
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