Mucho ruido y pocas nueces hay en el caso del combate a la tala clandestina en Milpa Alta, donde después de tres operativos y la intervención de casi 4 mil policías, solamente aseguraron a 5 delincuentes medioambientales, 1,200 metros cúbicos de madera y 21 aserraderos.
Según el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, mantendrá vigilancia permanente en la delegación para proteger las más de 15,000 hectáreas de bosque con que cuenta esa demarcación política.
Lo malo es que su vigilancia es por el día, porque algunos habitantes de Milpa Alta que dedican a la tala clandestina, por falta de empleo y porque obtienen mejores dividendos, realizan su labor depredadora de 1 a 5 de la mañana.
Durante el primer operativo, que supuestamente fue sorpresivo, no fue ni tanto, porque dieron tiempo a que los taladores pudieran ocultar sus posesiones más valiosas y dejaron a las autoridades solamente nimiedades para que se vanaglorian.
Entre otras cosas que se dicen está que taladores clandestinos con mucho oficio y experiencia en la devastación de los bosques de la Mariposa Monarca en Michoacán y Estado de México sentaron sus reales en Milpa Alta.
De acuerdo con información oficial del GDF, los operativos se realizaron en los pueblos de Santa Ana Tlacotenco, San Pablo Oztotepec y San Salvador Cuauhtenco.
En la acción intervinieron las Secretarías de Gobierno, Medio Ambiente, Seguridad Pública, así como la Fiscalía de Delitos Ambientales, Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, jefatura delegacional y la Dirección de Servicios Urbanos.
Además, de lo referido, se aseguraron 35 máquinas cortadoras y 8 ganchos michoacanos, así como maquinaria especial para trabajar dicho material. Los que intervinieron fueron 3 mil 626 servidores públicos.
HISTORIA
Supuestamente, la tala clandestina comienza en Milpa Alta, luego de que un ventarrón derribara cerca de 40,000 árboles, por lo que Marta Delgado, entonces secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal, otorgó permisos de extracción controlada a moradores de la demarcación.
Dichos permisos tenían vigencia hasta junio de 2012, sin embargo, los criminales ecológicos continuaron depredando a los bosques de la delegación de forma feroz e implacable, prueba de ello es que todos los días bajaban 60 camiones cargados del producto de la tala clandestina, sin que ninguna autoridad delegacional y capitalina les pusiera un alto.
Si los comuneros no hubieran asesinado a uno de los taladores clandestinos, las autoridades del GDF no hubieran intervenido. Claro que su participación no ha servido de mucho, porque el éxito obtenido es más “mediático” que benéfico para el Medio Ambiente capitalino. No hay que olvidar que los árboles son las fábricas más grandes de agua y las zonas boscosas son las indicadas para la infiltración de este elemento vital para la vida.
En territorio patrio, por lo general, los talamontes son los que asesinan a los comuneros que cuidan y protegen sus bosques. Entonces, no intervienen las autoridades. En ocasiones, los taladores clandestinos o los que están atrás de ellos son tan poderosos, que las autoridades encarcelan a los que protegen selvas y bosques y deja el camino libre a los criminales ecologistas.
TALA CRIMINAL
Llama mucho la atención que el Distrito Federal sea citado en cuarto sitio de las zonas críticas de la tala clandestina. Así lo dice Mariana Boy Tamborrell del Partido Verde Ecologista de México y también se ve en el Reforestamos México que tomó el dato de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
De tal suerte que se establece que la ciudad de México se encuentra entra las 20 zonas más críticas de deforestación del país. Donde el crimen organizado que deforesta a diestra y siniestra bosques y selvas que son elementales para controlar el calentamiento climático, para contener la erosión de suelos y la desertificación, entre otras más cosas.
Según la Boy Tamborrell, el 60 por ciento de la tala del país representa 7 millones de metros cúbicos de madera y es de procedencia ilícita. Es decir, es de tala clandestina.
Este es un jugoso negocio, pues representa más de 4 mil millones de pesos anuales, según Boy Tamborrell, quien asegura que esta actividad ilícita lleva a que se pierdan un millón 204 mil 800 hectáreas de bosques y selvas al año.
Por su parte, el Banco Mundial, en un estudio de campo a nivel mundial, asegura que el mercado negro de madera tiene una demanda equivalente a 15 mil millones de dólares y que México, se lleva buena parte de ellos, pues aquí existe un paraíso a la impunidad, pues sólo se encarcela al 0.082 por ciento de estos criminales.
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