Siempre han existido sesgos contra la educación de las mujeres, por ejemplo, el creer que la sumisión es un valor positivo y natural. Los prejuicios y los estereotipos en torno a cómo deberían ser las mujeres se han enraizado a tal grado en la sociedad, que actualmente siguen limitando su desarrollo en las carreras científicas.
Por tal motivo, se designó el 9 de febrero para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para visibilizar el problema y lograr avances, comentó Miriam Peña Cárdenas, investigadora del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de la Ciudad de México (CDMX).
La especialista en física del medio interestelar destacó que “las mujeres han participado en las áreas científicas desde la antigüedad pero siempre han sido muy pocas y poco reconocidas. Incluso algunas pagaron muy caro su afición por la ciencia”.
La doctora recordó a aquellas mujeres que han incursionado en astronomía, matemáticas y medicina a través de la historia. “Aglaonike fue una astrónoma de la antigua Grecia que podía predecir los eclipses y por ello fue nombrada hechicera, o Hipatia de Alejandría quien escribió textos de geometría y algebra, desarrolló un destilador de agua y un astrolabio y fue asesinada por una turba de fanáticos cristianos”.
En una revisión histórica de la participación de las mujeres en la ciencia, la astrónoma detalló que en la Edad Media las mujeres eran excluidas de las universidades y tenían que educarse de manera informal.
En el siglo XVIII, el rol de las mujeres en la ciencia aumentó con la Ilustración aunque no eran consideradas suficientemente inteligentes para realizar verdaderas contribuciones. Fue hasta la segunda mitad del siglo XIX que se empezó a instruir a las niñas de forma similar que a los hombres.
Hoy en día, el reconocimiento no es total, continuó, ahí está el caso de Jocelyn Bell Burnell, quien descubrió el primer pulsar en 1967, sin embargo, el premio Nobel de Física fue para su asesor Antony Hewish porque, según la Academia, ella era muy joven para ser reconocida.
Detalló que “desde luego que han existido avances: en 1990 las mujeres constituían solo el 21 por ciento del total en la ciencia a nivel mundial, ahora ya abarcan el 29 por ciento y este número es mejor en América Latina. No obstante, la sociedad está desaprovechando las capacidades científicas de las mujeres, el mundo necesita de más mujeres que se dediquen a la ciencia, y en el caso de México, hacen falta más mujeres y más hombres pues actualmente solo 0.2 por ciento de nuestra sociedad son científicos”, dijo.
Explicó que no hay demostración científica de que las mujeres tengan menor capacidad intelectual, al contrario, es similar a la de los hombres. Desde luego que hay diferencias entre ambos sexos pero no tienen que ver con las capacidades intelectuales. El embarazo y la maternidad atrasan el desarrollo de las mujeres en la ciencia, por lo que el Sistema Nacional de Investigadores diseña medidas que lo toman en cuenta, y por ahora, da una diferencia de dos años para el ingreso a los distintos niveles.
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