Como las tercias y el poker siempre me han gustado, que, aclaro, no es lo mismo que los tríos, esta fecha es ideal para sacar del cajón de los recuerdos todo lo que tenga que ver con la onda esotérica, mística, cósmica y folclórica y tratar de descifrar lo que el destino nos depara, que con sólo ver la cara de Carstens sería suficiente, pero como el Club de los Optimistas ha crecido también reclaman su espacio en esta columna.
Así que después de que el titular de la SHCP nos recetara sin anestesia, ni tequila de por medio, aumento en los impuestos, le pone limón a la herida cuando ante López Dóriga, con cara de pescado (no se le vio emoción alguna, ni para bien, ni para mal) nos avienta en la mismísima cara, ¡Nel, no me rajo, es decir, ni maíz que renuncie!, ¿cómo la ven?.
Aunque tú lectora lector queridos no me lo crean, yo si le creo al maese Carstens que las está pasando, las penas, complicadas, no igual que todos nosotros los pobres mortales, pero nada más de pensar que ellos, los que habitan en las nubes puedan ser castigados por el efecto nueeeeve, nueeeeeve nueeeeeve, y comer tortas o tacos al igual que nosotros, no me parece justo. Defendamos uno de los pocos elementos alimenticios que siguen siendo nuestro patrimonio. Ya ven, primero de buenas a primeras, les gustó la banda, musical claro está, luego también hicieron playeras de fucho Armany con aroma a Versace, no quisiera ver tacos con tortillas ligth.
Sé que algún día en la vida saldremos de la crisis, si no es porque hayan funcionado los programas, será por necedad, por porcentajes de factibilidad, pero mientras debemos dar gracias a la vida, que nos ha dado tanto, nos dio dos luceros, que cuándo los abro… finalmente de un plumazo está por acortarse o desaparecer esa brecha entre pobres y ricos.
Bien a bien no sé cuantos quedan o quedamos aún, pero al igual que lo hiciera la rebelión con el Goberneitor de California, esperamos agazapados para recuperar nuestra posición para, según dicen, aunque no estoy de acuerdo, conformar las tres esferas sociales, (abajo, en medio y arriba).
Ustedes tendrán que perdonar, no es que se me hayan ido las cabras al monte ni mucho menos, pero es que, al igual que decenas, miles o millones de personas, me clavé en lo del secuestro del avión de Aeroméxico.
Así, vimos lo que, por un rato, nos hizo olvidar lo de Valle Dorado y atestiguamos cómo nuestros policías son tan efectivos que en menos de lo que canta un alado, sin chipote ni sangre, rescataron a los rehenes, recuperaron la aeronave y pescaron a un secuestrador de fuerzas básicas, o de la sub14. “Nombre” si hasta en eso padecemos ser de Concacaf. Ya ven allá en Estados Unidos, hasta tres aviones usaron, pero aquí, un mendigo con dos latitas y luces para arbolito de “navida” no pone en jaque, y se quejaban de Juanito. Cierro pico. Ven y ve.
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