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Pide Papa a países ricos pagar deuda ecológica a los pobres

La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales, dada la verdadera deuda ecológica entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Así lo asevera el Papa Francisco al unirse al llamado de algunas ONG y movimientos ecologistas que exigen que se tenga en cuenta esta deuda ecológica.

Como es sabido, países ricos “ayudan” y prestan dinero a las naciones pobres y emergentes, pero gratis, sino con costosos intereses, amén de devolver también el empréstito. Además, el precio que hay que pagar por esa “ayuda” sencillamente es astronómico, porque los ricos sacan los recursos naturales de los pobres para enriquecerse más y mantener su absurdo consumismo.

“El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del Planeta. Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre”, indica el religioso.

Expresa que las exportaciones de materias primas para satisfacer mercados en el Norte industrializado producen daños locales, como contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre.

Especialmente, hay que computar el uso del espacio ambiental de todo el Planeta para depositar residuos gaseosos acumulados durante dos siglos que generaron una situación que afecta a todos los países del mundo.

Además, dice, el calentamiento originado por el enorme consumo de países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura, unido a la sequía, causan estragos en el rendimiento de los cultivos.

Considera que el agotamiento de las reservas ictícolas perjudica especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo reemplazarla, la contaminación del agua afecta, particularmente, a los más pobres que no tienen posibilidad de comprar agua envasada, la elevación del nivel del mar afecta, principalmente, a las poblaciones costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse. El impacto de los desajustes actuales se manifiesta también en la muerte prematura de muchos pobres, en los conflictos generados por falta de recursos naturales y en tantos otros problemas que no tienen espacio suficiente en las agendas del mundo.

A lo anterior, hay que agregar los daños causados por la exportación hacia los países pobres y en desarrollo de residuos sólidos y líquidos tóxicos, así como la actividad contaminante de empresas que hacen en los países menos desarrollados lo que no pueden en las naciones que les aportan capital. Es más, constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados. Generalmente, al cesar sus actividades y retirarse dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener.

Asimismo, Francisco manifiesta que la deuda externa de países pobres se convirtió en instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la ecológica. De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y futuro. La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso.

Es necesario que países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando recursos a países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible.

Las regiones y países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la capacitación para desarrollar procesos necesarios y no pueden cubrir los costos.

Por eso, hay que mantener con claridad la conciencia de que en el Cambio Climático hay responsabilidades diversificadas, pero no queda otra más que enfocarse, especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables y no en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos. Agrega que se debe fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos y, por eso mismo, tampoco espacio para la globalización de la indiferencia.

DEFINICIÓN DE DEUDA ECOLÓGICA: ONG
Es aquella que acumularon las naciones ricas ante las pobres por el intensivo y sostenido expolio de sus recursos naturales, por daños ambientales no reparados, por ocupación gratuita o mal pagada de su espacio ambiental para depositar residuos, por consecuencias que están sufriendo a causa del Cambio Climático, por cualquier tipo de contaminante, por pérdida de soberanía alimentaria. La deuda ecológica es mucho mayor que la económica que tiene el Norte con el Sur.

Entre lo más popular, por el manejo que se le dio en medios de comunicación, es la deuda del carbono. Como es sabido, su causa es que países ricos consumen mucho energético, lo que lógicamente los lleva a contribuir más con el Cambio Climático. Pero las consecuencias de esa acción, contaminar con carbono, es totalmente injusta porque no afecta a quienes la producen, sino a todos, de forma global.

Ahora se tienen más evidencias de que el Cambio Climático genera aumento de fenómenos naturales extremos: Lluvias torrenciales, largos períodos de sequía, olas de calor y fríos intensos, inundaciones, pérdida de glaciares, extinción de especies a mayor velocidad y aumento del nivel mar, entre otros, que desde luego, afectan más a países situados con infraestructuras muy deficientes.

La deuda más importante que tiene el Norte con el Sur es la pérdida de la soberanía alimentaria, pues para que los habitantes de los países ricos tengan todo en exceso es necesario tener grandes extensiones de cultivos en naciones pobres o en vías de desarrollo que se hacen producir con grandes cantidades de fertilizantes, plaguicidas y agua, además de que usan semillas modificadas genéticamente. Todo ello es un verdadero atentado ambiental.

Acerca de Luis Enrique Velasco Yépez

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