Absurdo y aberrante resulta el hecho de que 74.9 por ciento de los aspirantes a una plaza de profesor de jardín de niños, primaria y secundaria haya reprobado el Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes (tres de cada cuatro), según los resultados difundidos por la SEP. Sin embargo y a pesar de ello, la gran mayoría fueron contratados para que tenga una manera decente de ganarse la vida, sin importar que estén desgraciando la existencia a millones de educandos. Al fin y al cabo, este es el México que todos quieren, sobre todo porque los paterfamilias no han protestado en contra de quienes, supuestamente, instruirán a sus hijos.
A pesar de esta garrafal falla de quienes educarán a los hombres y mujeres del futuro, Alonso Lujambio, titular de la Secretaría de Educación Pública, trató de taparle el ojo al macho, mientras que la poderosísima Elba Esther Gordillo, heredera de Carlos Jonguitud Barrios, quien no acierta a decir “influenza” ni puede deletrear “A/H1N1”, justificó la pésima preparación e ignorancia de los maestros y se atrevió a decir públicamente que “el Concurso Nacional de Asignación de Plazas Docentes no aprueba ni reprueba maestros, sino selecciona a los mejores”.
Por su parte, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa aprovechó también la ocasión, del inicio de clases, para echarse varias más de sus célebres frases: “La educación es lo que hace grande a un país, y es la base más firme para que se pueda salir adelante”. También dejó claro que: “Aquí en México las plazas ni se venden, ni se compran, ni se heredan, ni se transan; las plazas se concursan y entran las mejores y los mejores maestros”.
Por lo que toca al examen, lo hicieron 123 mil 856; de ellos, 74.9 por ciento no pasó o si lo prefieren, lo reprobó. Ese porcentaje significa 92 mil 770 maestros a los que hay que ponerle orejas de burro y de cara a la pared.
Los 92 mil 770 maestros fueron reprobados porque no contestaron bien 43 de las 80 preguntas. Si lo hubieran hecho acertadamente ese número que es el 54.71 por ciento del total, habrían aprobado.
Otro dato que resulta espeluznante y que pone los pelos de punta es que de la cifra de los reprobados, casi 30 mil tienen plaza y participaron únicamente para mejorar su nivel, es decir, obtener mejores percepciones económicas.
No cabe la menor duda de que los maestros cada día caminan más como el cangrejo. En 2008, los aspirantes a una plaza la obtenía con el 70 por ciento de aciertos, es decir, 52 respuestas buenas. El porcentaje de reprobados fue de 67.2 por ciento.
En 2009, cuando se redujo el porcentaje y número de preguntas a 54.71 por ciento y 43 aciertos, los reprobados llegaron al 74.9 por ciento. Esto quiere decir que cada año, los nuevos maestros están mal preparados y los viejos, también.
El 70.8 por ciento de los participantes en el examen, tuvieron un poquito más del 30 por ciento de los aciertos, por lo que tendrán una nivelación académica.
Los que tuvieron menos del 30 por ciento de los aciertos son 5 mil 29 –de ellos mil 470 son maestros en activo sin plaza— no fueron aceptados. Los que pasaron el examen, con todas las de la ley, fueron 31 mil 86 mentores y no necesitan de influencias ni de grillas para educar a los ciudadanos del mañana.
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