Teotihuacán, Edomex.- Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reveló un nuevo hallazgo en Teotihuacán, en esta zona arquelógica, una de las más importantes del país.
Durante las labores de rescate del Templo de la Serpiente Emplumada, investigadores del INAH descubrieron una ofrenda con miles de objetos en un túnel que, al parecer, es la representación metafórica de la concepción del inframundo.
El arqueólogo Sergio Gómez informó, en conferencia de prensa, que “se está explorando lo que podría ser un depósito funerario”.
Los especialistas señalaron que a 18 metros de profundidad y 103 de distancia de la entrada del túnel, bajo esta pirámide se observa una ofrenda con esculturas labrada en piedra, así como puntas de lanza y cuchillos de obsidiana, entre otras piezas.
Después de cinco años, los integrantes del proyecto Tlalocan (Camino bajo la tierra, en náhuatl), financiado por el INAH, llegaron al final del túnel y están asombrados con lo que encontraron.
Sergio Gómez guió hacia lo que siempre pensó que sería la cripta de los antiguos gobernantes de la que fuera conocida como la “Ciudad de los Dioses”, la primera gran metrópoli de Mesoamérica.
La temperatura va bajando a medida que se desciende, la humedad crece, unas tablas preservan el suelo del túnel, enlodado. “Quisieron recrear el mundo exterior, por eso excavaron hasta el manto freático, para que también hubiera ríos”, explica Gómez.
Gracias a un georradar y tecnología láser se tuvo una idea de la estructura del túnel citado.
Luego introdujeron un robot para que explorara entre las grietas, más tarde otro más sofisticado para llegar más allá, sólo en Egipto se había hecho algo parecido, aunque en menor escala.
Teotihuacán se extiende a lo largo de 23 kilómetros cuadrados, de los que se ha excavado apenas el 5%. en su momento de esplendor llegaron a vivir aquí hasta 200 mil personas de distintas procedencias y etnias.
Tres impresionantes pirámides: la del Sol (una de las más grandes de Mesoamérica), la de la Luna y la de la Serpiente Emplumada, ubicada en la Plaza de la Ciudadela, eran los edificios emblemáticos de una ciudad meticulosamente planificada y obsesionada con la orientación.
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