Escasez de agua, grietas en el subsuelo, inundaciones recurrentes, así como el hundimiento del suelo hasta 40 centímetros por año, que pone en riesgo vidas e infraestructura urbana, dejó de ser una amenaza y es ya una realidad que agobia a 20 millones de personas que habitan el Valle de México.
Una auténtica paradoja enfrentan quienes viven en la zona metropolitana, especialmente en el oriente del Distrito Federal y el Estado de México.
En temporada de lluvias el exceso de agua, traducida en inundaciones, les arranca tranquilidad y patrimonio. En tiempo de estiaje la sed es su compañía y lastre.
En el Estado de México, las fuentes de abastecimiento superficiales se agotan inexorablemente y el crecimiento industrial y poblacional avanzan incesantes; sólo en esta entidad todos los días se asientan 750 nuevos habitantes. La mayoría se concentran en municipios del oriente, poniente y norponiente.
La mancha urbana fomentada o tolerada por las autoridades locales y estatales ha propiciado en los últimos 40 años un acelerado proceso de ocupación en los municipios del oriente como Nezahualcóyotl, Ecatepec, Chimalhuacán y Valle de Chalco.
El poniente y norponiente mexiquense no es la excepción y Huixquilucan, Naucalpan, Atizapán, Nicolás Romero, Cuautitlán Izcalli y Tepozotlán, registran notable aumento poblacional, que demanda y consume millones de litros de agua.
Si eso es en el Estado de México, en el Distrito Federal los asentamientos humanos no se detienen, delegaciones como Xochimilco, Tlalpan y Magdalena Contreras, además de Álvaro Obregón y Cuajimalpa, tienen dinámico crecimiento poblacional con impacto severo sobre la disponibilidad de agua.
En tanto el número de habitantes en la zona metropolitana del Valle de México aumenta e incluso se prevé pase de 20 millones a 23.3 millones para el 2020, la disposición del vital líquido va a la baja.
Pero no así la demanda de agua, que en base a tales apreciaciones pasará de 80 metros cúbicos por segundo a 88.4 metros cúbicos por segundo, de los cuales 41.5 corresponderán al DF y los otros 46.9 a los municipios conurbados, lo que hace urgente nuevas alternativas de abastecimiento de agua.
Inundaciones
Si bien los 20 millones que habitan en el Valle de México requieren de agua en abundancia y tienen al borde del colapso a los mantos freáticos, -cada segundo les extraen 45 metros cúbicos y sólo se reponen 25 metros cúbicos-, también generan aguas negras, descargas a las que se suman las lluvias.
Combinación que aunado al viejo drenaje, da como resultado inundaciones cada vez más severas.
El problema de las inundaciones para el Valle de México es alarmante, advirtió el líder del PRD en el Estado de México, Juan Hugo de la Rosa.
Apoyado en un estudio de la Comisión Nacional del Agua (CNA) sostuvo que de no atenderse el problema de la infraestructura hidráulica en la entidad, está latente la amenaza de una gran inundación en el Valle de México que alcanzaría un área de 164.14 kilómetros cuadrados y afectaría a Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco y algunas delegaciones del oriente del Distrito Federal.
Por lo pronto entre los años 2010 y 2011, 75 mil hogares de municipios mexiquense fueron dañados por las inundaciones.
Como hasta ahora ninguna autoridad ni estatal, federal o municipal se responsabiliza de lo sucedido, hay en curso 800 denuncias, de igual número de familias, interpuestas ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El fallo en breve se conocerá
De la Rosa añadió que de acuerdo al Programa de sustentabilidad Hídrica de la Cuenca del Valle de México, elaborado por la CNA, el Valle de México exige una capacidad de desagüe de todo el sistema de 315 metros cúbicos por segundo, y actualmente apenas llega a 200 metros cúbicos, es decir, opera 60 % menos de lo que se requiere.
La solución, estimó, es invertir más en infraestructura hidráulica-drenaje y alcantarillado sobre todo cuando en la administración estatal anterior se destinaron apenas 582 millones de pesos, que representó el 0.39 por ciento del presupuesto anual.
Lo grave, advierte, es que el actual gobierno estatal, encabezado por Eruviel Avila, no da señales de querer siquiera emular las acciones que hizo su antecesor para preservar la seguridad de la población.
Panorama hídrico
Respecto a la disponibilidad de agua en el Estado de México, la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) fue clara y dijo que la entidad tiene suficiente; el problema es que comparte con el DF. Le faltó agregar que no hay infraestructura necesaria para hacerla llegar a quienes ahora padecen escasez.
Datos técnicos de esa instancia rebelan que dicha entidad se abastece aguas subterráneas y superficiales
De las primeras se dispone de 33 mil 430 metros cúbicos por segundo, lo que permite aportar el 84.9 % del total del agua que se consume lo mismo en el estado y el DF.
La escasez está en las superficiales, obtenidas de la lluvia y concentradas en las diferentes presas, ya que apenas conceden el 15.1% del total que se consume.
Reconoció que no todo depende de la Naturaleza, pues suponiendo que se tuviera un año abundante de lluvias, no hay presas suficientes para almacenar el líquido.
Si a ello se le suman lo que se envía al DF; más del 50 por ciento de lo que consumen los mexiquenses, simplemente no es suficiente, y advierte “los recursos hídricos superficiales en la entidad comienzan a escasear”.
Para el DF, el panorama hídrico simplemente es desalentador y de acuerdo a autoridades capitalinas “la escasez de agua amenaza la sustentabilidad de la ciudad de México”.
Escasez y desigualdad
Pero si en el Estado de México hay agua en abundancia e incluso se envía a cada habitante del DF en promedio 327 litros por día, porqué una gran parte de los 20 millones de personas que viven en la zona metropolitana del valle de México padecen sed.
Algunas causas son la pérdida del 32 por ciento del caudal que ingresa, debido a las tuberías en mal estado, 80 por ciento en tomas domiciliarias y el resto en redes de distribución.
La contaminación que provocan tanto las aguas residuales del DF, como la de los 18 municipios mexiquenses conurbados y los del área metropolitana de Toluca.
Otra más, que gran parte de las fuentes de abastecimiento están ubicadas al poniente, al norte y al sur de la Ciudad, lo cual se traduce en una distribución irregular del agua y ocasiona que el oriente de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México sufra escasez del líquido.
Posibles soluciones
El panorama es severo, la zona metropolitana del Valle de México sufre inundaciones cada vez más frecuentes y paradójicamente, al mismo tiempo un grave problema de acopio, disposición y distribución del agua.
Jacobo Espinoza, investigador de la Universidad Autónoma Metropolita (UAM), dijo que es urgente la reorientación de las políticas hídricas en la Cuenca del Valle de México, con el objeto de proponer y establecer estrategias, programas y proyectos específicos, con los distintos actores involucrados en el tema para garantizar un mayor suministro de agua para la zona metropolitana, preferentemente mediante fuentes alternativas.
Asimismo, hacer grandes inversiones para la reparación y cambio de la infraestructura hidráulica y de drenaje en toda la zona metropolitana. Falta ver la voluntad de los gobiernos involucrados, caso contrario pronto el problema se podría agravar. r
alfredoibanezjuarez@yahoo.com.mx
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