Comunitarias

Viñeta capitalina

En los lejanos años de la década de los setentas del siglo pasado, el Instituto Mexicano de Estudios Sociales (Imes), institución pionera en esta materia a nivel nacional, dirigida por Carmen Elú de Leñero, realizó una investigación en la Colonia Las Aguilas, Delegación Alvaro Obregón, en la Ciudad de México.

Las Aguilas era en ese tiempo, uno de los puntos de referencia sobre el desempleo juvenil. Los jóvenes se quejaban de no trabajar porque no existían las suficientes fuentes laborales en la capital del país.

La investigación del Imes, sin embargo, arrojó datos interesantes: en la zona había demasiado trabajo para ocupar la mano de obra existente en ese sitio; el problema que enfrentaban los jóvenes no era de tipo laboral, sino de otra índole. Por lo general, provenían de hogares monoparentales, madres solteras o familias con problemas diversos.

Esa investigación tiene, actualmente, cabal validez. Miles de jóvenes capitalinos no encuentran trabajo y, por lo mismo, están en el desempleo.

Pero, cuando se recorren las calles capitalinas por la mañana, antes de que salga el sol, lo que se encuentra son miles de vendedores (a veces, toda la familia) que ofrecen alimentos diversos para quienes no pudieron desayunar en casa.

En general, son tamales de todo tipo, atole, pan de dulce y arroz; también abundan sándwich, jugos naturales, tortas y productos de consumo generalizados entre la población. Ultimamente, han agregado cocteles de frutas y verduras.

Muchos de estos casos son empresas que en naciones desarrolladas llaman de multinivel.

Por si esto fuera poco, abundan instituciones académicas que capacitan a quienes desean incursionar en el autoempleo. A veces, los cursos son gratuitos; en otras, los costos de colegiaturas son accesibles para quienes quieren capacitarse.

Basta de ejemplo un caso: la Fundación ProEmpleo del Colegio de San Ignacio de Loyo Vizcaínas, ofrece talleres que incluyen Desarrollo humano, Administración, Finanzas y Ventas (con estrategias y simulador de negocios). El tiempo invertido es de 4 semanas cursando 4 horas diarias de lunes a viernes.

En contraparte, cada semana, se lee o se escucha en medios informativos, notas, reportajes, entrevistas y comentarios sobre el desempleo. Todos, por general, de corte político contestatario.

Conclusión: Hacen falta más investigaciones sobre el desempleo juvenil en la Ciudad de México y menos reproches de unos y otros sobre la falta de oportunidades laborales.

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