La muerte de Santa Anna por un tropiezo de su caballo ocasiona, en una serie de eventos encadenados, que México se convierta en una potencia mundial. La novela de Gerardo Laveaga intriga y devela, con bases históricas, lo que podría haber pasado con un pequeño giro del destino.
En esta ucronía (una trama alterna a partir de un punto en el pasado real) Laveaga retoma a México poco después de la Independencia. Todo transcurre según los libros escolares hasta las luchas entre conservadores y liberales. La caída y muerte de Santa Anna, da lugar a que Valentín Gómez Farías continúe con su presidencia interina para que después Lucas Alamán se convierta en presidente.
Entre las principales consecuencias de estas nuevas circunstancias, México se vuelve potencia mundial, pues en lugar de luchar contra los Estados Unidos para evitar la anexión de Texas y Nuevo México, Lucas Alamán decide venderlos voluntariamente, con lo que se rompe el equilibrio de los norteamericanos entre estados esclavistas y no esclavistas.
Texas logra que el sur de los Estados Unidos tenga más fuerza y se independice del norte: por lo tanto ya no es el gran país imperialista que en la realidad vigente sojuzgó a México. Un triángulo amoroso sirve a Laveaga de irresistible empuje narrativo: Valentín Gómez Farías, Francisco García Salinas y Carmen; una inteligentísima mujer que desde su exilio en París dirige y orienta, a través de cartas, la carrera política de sus dos admiradores.
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Este es un libro publicado por editorial Planeta, que suscita al asombro por las posibilidades e implicaciones históricas y a la lectura sin descanso, por la astucia literaria de su autor sobre lo que pudo haber llegado a pasar en las primeras décadas del México post-independiente.
Gerardo Laveaga, es escritor mexicano, actual Comisionado Presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI). Ha transitado por el mundo de la justicia y las letras, publicando novelas como «El sueño de Inocencio», y «Justicia», así como estudios monográficos como «Cultura de la Legalidad» y «Hombres de Gobierno». Ha sido distinguido con reconocimientos nacionales y extranjeros, tales como como el Premio Nacional de Periodismo “José Pagés Llergo” y la Orden Nacional de Merito.
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