A nivel nacional se realizan diariamente unos 130 millones de viajes, de los cuales, cerca del 80 por ciento se efectúa en transporte público, y a medida que disminuye el ingreso de los mexicanos, aumenta la probabilidad de utilizarlo, señaló Manuel Suárez Lastra, director del instituto de Geografía (IGg) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAMI).
El también autor del libro “Entre mi casa y mi destino. Movilidad y transporte en México”, junto con Javier Delgado, en donde se reúne información de 25 encuestas nacionales sobre diferentes temáticas.
En el texto se emplearon los datos de la Encuesta Nacional de Movilidad y Transporte, que permitieron saber que el transporte público sigue siendo la principal fuente de traslado; sin embargo, es el peor calificado por los ciudadanos, quienes lo consideraron lento, inseguro, incomodo, tardado, costoso, deteriorado y sucio.
En el país, el tiempo utilizado para ir de un punto de origen a un destino es de aproximadamente 44 minutos; la Ciudad de México y el Estado de México tienen el promedio más alto, con 57 minutos por recorrido
De acuerdo con las encuestas aplicadas para el estudio a nivel nacional, 25 por ciento de la población con mayores ingresos gasta en promedio tres por ciento de éstos, mientras que un porcentaje similar de los mexicanos con menores ingresos invierte casi 10 por ciento.
Resaltó que ninguna ciudad del país cuenta con sistemas integrados de transporte urbano, interurbano ni regional; además, la interconexión entre sistemas de transporte público es baja y los tiempos de espera muy altos, algunos de hasta 15 minutos. “Algunos casos excepcionales son el Tren Suburbano y dos líneas del metro que conectan con el Estado de México”.
Caminar y el uso de la bicicleta también fueron abordados en el estudio de los académicos del IGg; de este último medio de transporte 2.5 por ciento de los viajes incluyen recorridos de aproximadamente 15 minutos, con trayectos de cuatro a ocho kilómetros, dependiendo de la velocidad y la edad de la persona.
De acuerdo con este diagnóstico, aunque 40 por ciento de los usuarios de automóviles considera que otros medios de traslado son mejores, nadie lo cambiaría debido a la mala calidad del transporte público.
Suárez Lastra expuso que los autos “son los grandes culpables del congestionamiento vehicular, el que mayor impacto genera en el medio ambiente y el que, en gran medida, altera el paisaje urbano”.
Subrayó que “si 25 por ciento de la población con más altos ingresos tiene 80 por ciento de los coches, ¿por qué beneficiar con 80 por ciento de infraestructura de transporte a ese sector?, esto no parece equitativo”.
El uso de los autos genera una especie de adicción en los usuarios, consideró: si tienen uno, es difícil bajarlos de ahí y subirlos al transporte público, al menos en su ciudad de origen.
Ante esa perspectiva, resaltó la necesidad de desanimar el uso del coche a través de políticas públicas locales que hagan más costoso su uso, sin dejar de tomar en cuenta que deben mejorar el transporte público.
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