Luis Mario Vargas Casas
¿Imagina usted el aire de esta ciudad más limpio? ¿Cree quizá, que se pueda por ella circular libre de aquel pesado tránsito que aqueja a los capitalinos a diario?
Cualquier escéptico objetará que lo planteado con anterioridad sólo son vanas fantasías, que sólo algunas retorcidas mentes darían cabida a tal idea; sin embargo, no serían capaces de observar que ante ellos, día a día, el realismo de dicha percepción gira sobre dos ruedas.
Las bicicletas son sin duda, una excelente solución a estas problemáticas, al incrementar su uso, los automóviles serían menos usados y por tanto, habría una menor cantidad de emisiones de gases contaminantes y así en la ciudad se respiraría un aire mucho más limpio, a su vez, esta medida reduciría el número de vehículos que circulan y que generan embotellamientos. Además, el ejercicio que se practica al realizar estos viajes mejorará notablemente la salud de sus usuarios y, no conforme con esto, desde una bicicleta se pueden disfrutar más de cerca los atractivos que esta ciudad tiene para nosotros, sentir la magia de recorrer sin prisa sus calles llenas de historia.
El problema radica en que México cuenta con una escasa cultura vial que en su mayoría de veces, no respeta a peatones, ciclistas y motociclistas. La ausencia de tolerancia de los automovilistas hacia otras formas de transporte impide que la cultura del ciclismo se expanda.
El GDF desde hace algunos años ha implementado el servicio de EcoBici que poco a poco ha ampliado su cobertura y que consiste en presentar una tarjeta inteligente en un lector, tomar prestada una bicicleta y devolverla antes de 45 minutos en cualquier otra estación. Programas como éste, han promovido el uso de este medio de transporte, además de facilitar el uso de éste para las personas que no cuentan con una bicicleta propia.
Andar en bici es más que nada, la alternativa más eficaz para facilitar la rutina diaria de los ciudadanos, tiene ventajas para sí mismos y para el resto de la población. El gobierno puede y debe fomentar una cultura vial de respeto a los ciclistas y una mayor promoción de su uso; ampliar la red de programas que impulsen y/o concesionen este transporte y gozar de los beneficios que tiene para todos.
No está por demás el tomar un día una bicicleta y experimentar lo increíble que puede ser viajar sobre ella.
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