El último informe de Naciones Unidas sobre la crisis climática indica con alarma que si no se toman acciones sin precedentes, podrían haber condiciones catastróficas hacia 2030 y no sólo hablando de las afectaciones climáticas, sino en la salud mental de las personas.
Un ejemplo son los nuevos términos acuñados como “eco-ansiedad” (preocupación por el cambio climático) y “eco-parálisis” (la sensación de que no se puede hacer nada para solucionarlo), que detallan el impacto emocional del cambio climático en los ciudadanos del mundo.
Un ejemplo, de estos dolores humanos lo experimentaron los residentes de Groenlandia al vivir un “dolor ecológico” al ver que su estilo de vida tradicional se desvanecía por los deshielos.
Un estudio sobre los efectos de los cambios ecológicos en la psique humana comparó las emociones sobre la destrucción del medio ambiente con la pérdida de un ser querido. Esos sentimientos pueden incluir tristeza profunda, ira, desesperación e impotencia respecto del futuro.
Dicho estudio se titula “Explorando la relación entre la disrupción climática, el comportamiento humano”, de Aldo Leopold, indica que requerimos “el apoyo de las personas con el resto del mundo natural. Para lograr esto, necesitaremos amor, conexión y colaboración. El ser humano debe impulsar su amor por la naturaleza y aprovechar el dolor para inspirarse empoderarse para preservar los recursos”.
Esta sinergia de sentimientos y el clima, «se trata de un hecho poco reporteado que merece mayor atención», dice Bara Vaida, experta en enfermedades infecciosas de la Association of Health Care Journalists (AHCJ).
Al respecto, Alfredo Covarrubias, secretario general de la Federación Latinoamericana para el Estudio del Dolor, comentó que los mexicanos tienen diversas prevalencia de padecer dolor y 8 de cada 10 pacientes en un hospital sufren dolor; aunado a que quienes tienen enfermedades permanentes como es la diabetes.
El 25% de la población general tiene algún dolor de forma constante, lo cual se acrecienta en las zonas urbanas que detonan el stress y que ello desemboca en la liberación de enojo, frustración, y otros males que redundan al final del día en dolencias.
Puso el caso del uso del celular que la vida urbana ha detonado en demasía su consulta y que la simple acción de agachar la cabeza y ponerse a textear, chatear, etc, le genera al cuello del individuo un peso extra de 30 kilogramos en su cuello y espalda, esto por la presión atmosférica y mala postura que obliga el celular a adoptar al ser observado.
Sobre el urbanismo, el Cambio Climático y su prevalencia en el dolor, comentó que en México no se tienen estudios al detalle y, lo primero aún se sigue realizando en ciudades como DF, Edomex, Chihuahua, Puebla, Tlaxcala, se publicará en fechas venideras.
Pero que en Europa ya se ha revisado este tipo de dolores que provoca el clima, que desemboca en que 19% de los europeos viva con dolor constante a diario.
Detalló que un estudio internacional indica que un cuarto de la población mundial tiene un dolor crónico en todo momento. En relación a Latinoamérica, detalló que en diversas ciudades casi un 17% de las personas viven con dolor que sólo con tratamiento médico pueden vivir, hablamos, comentó, de males desde la diabetes, males del corazón, riñón, de espalda, etc.
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