En México, la COFEPRIS autoriza la aplicación de 183 plaguicidas altamente peligrosos incluidos en la lista de la Red Internacional de Plaguicidas (PAN) e identificados por agencias internacionales por sus efectos en la salud y ambiente , y permite la venta de 140 plaguicidas prohibidos en otros países, lo que representa una grave amenaza a la salud y el ambiente, que exige la atención urgente de las autoridades y el cambio de políticas públicas, coincidieron académicos y organizaciones civiles, al presentar el informe “Los plaguicidas altamente peligrosos en México”.
El cual fue presentado por parte de diversos organismos civiles; Fernando Bejarano, coordinador del informe y director de la Red de Acción de Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM) y punto de enlace para América Latina de la red internacional contra compuestos tóxicos, IPEN, señaló que “en las administraciones recientes, las políticas neoliberales en materia de gestión de plaguicidas y control de plagas y enfermedades en el campo y la ciudad han llevado a que estemos expuestos, sin nuestro consentimiento, a plaguicidas altamente peligrosos que pueden provocar la muerte, que tienen probabilidades de causar cáncer, malformaciones genéticas y alteraciones hormonales, o de causar la muerte de las abejas, además de otros plaguicidas que están incluidos en convenios ambientales internacionales por su impacto negativo”.
Por su parte, Omar Arellano-Aguilar, integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y uno de los autores del informe, se refirió al incremento del uso del herbicida glifosato asociado a cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM). “El glifosato fue clasificado hace dos años por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) como probable cancerígeno en humanos. En nuestro país está autorizado en 30 tipos de cultivos. Sin embargo, no existen datos acerca del volumen de aplicación ni de las zonas de mayor uso. Debido a que el glifosato es parte del paquete biotecnológico de los OGM hicimos una estimación indirecta del uso del herbicida en este tipo de cultivos”.
Añadió que “encontramos que el volumen de aplicación habría pasado de 6 mil litros a 7 millones de litros anuales, sólo entre 2009 y 2011. Vemos con preocupación que las autoridades encargadas del control de riesgos toxicológicos están actuando irresponsablemente en este y otros casos en donde están involucrados plaguicidas altamente peligrosas”. Además las recientes evidencias científicas sobre los mecanismos de acción del glifosato como un compuesto que induce daños teratogénicos y como perturbador endócrino.
Además de enumerar los plaguicidas altamente peligrosos y explicar su situación en México, así como de recoger algunos de los casos más graves de contaminación por uso de plaguicidas en el país, el informe hace dos recomendaciones principales:
– Cambiar la política de gestión de plaguicidas en México para poner en el centro la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos a la salud, a un medio ambiente sano y a una alimentación sana suficiente y adecuada, que permita construir un sistema alimentario ecológicamente sustentable, en el que se evite la exposición de la población a los plaguicidas altamente peligrosos.
– Un cambio de políticas que lleve a elaborar un plan nacional de reducción y prohibición progresiva de plaguicidas altamente peligrosos y apoyo a alternativas agroecológicas que fortalezca la economía campesina, el mercado interno y la soberanía alimentaria. Este plan debe prohibir las aspersiones aéreas de plaguicidas altamente peligrosos en cultivos cercanos a poblaciones o ecosistemas vulnerables, garantizar el acceso público y realizar un monitoreo regular de plaguicidas en alimentos y el ambiente, y excluir a los plaguicidas altamente peligrosos de los programas gubernamentales de apoyo a la producción agrícola, entre otras medidas.
En Los plaguicidas altamente peligrosos en México colaboraron 36 especialistas de diversas disciplinas, de varias universidades y centros de investigación (Universidad de Occidente, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, Universidad Autónoma del Estado de México, Colegio de Postgraduados, Colegio de la Frontera Sur, Instituto EPOMEX de la Universidad Autónoma de Campeche), y organismos no gubernamentales como RAPAM, la UCCS, el Colectivo MA-OGM y Greenpeace. Entre los temas que aborda el informe están: el contexto en el que surge esta problemática y las características del registro de plaguicidas en México; la relación entre plaguicidas y derechos humanos; un resumen de la literatura científica sobre el glifosato; el impacto de los plaguicidas en las abejas, y ocho estudios de caso, ubicados en Valle de Culiacán y Norte de Sinaloa, Valle del Yaqui en Sonora, la principal zona floricultora del Estado de México, el Bajío de Guanajuato, y municipios de Campeche, Yucatán y los Altos de Chiapas en comunidades indígenas.
Las recomendaciones del informe, afirman los autores, permitirían que México cumpla con lograr la meta del 2020 de modo que las “sustancias químicas se produzcan y usen de manera que se reduzcan significativamente los efectos adversos en la salud y el medio ambiente”, establecido en el Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a nivel internacional” (SAICM por su sigla en inglés); así como lograr la sostenibilidad en la producción de alimentos incluida en el segundo de los Objetivos del Desarrollo Sustentable 2015-2030.
Comentarios Cerrados