En México se requieren más estudios de conducta alimentaria emocional, ya que genera problemas de obesidad y sobrepeso, enfermedades que comenzaron a considerarse como problemas de salud pública debido a su alta prevalencia, señaló Irina Boris Levovna Lazarevich, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Iindicó que una serie de tamizajes hecha a alumnos de nuevo ingreso de esa sede académica universitaria reveló que el porcentaje de obesidad aumentó de 2010 a la fecha de 26 a 33 por ciento.
Puntualizó que “los jóvenes universitarios presentan esta problemática debido a conductas de riesgo asociadas a factores psicológicos, tales como ansiedad y depresión, situación que provoca un alto consumo de azúcares o dificultad por parar de comer”.
Existe un ideal tanto de hombres y mujeres por la delgadez asociado al éxito “incluso, a veces miden su autoestima con base en su peso corporal. Esto no es nuevo, desde el siglo XVIII se reportaban este tipo de patologías ya que se relacionaba el ayuno con la espiritualidad”.
Dicho estudio lo realizó en la Sesión de Disertaciones Temáticas: El miedo al sobrepeso. Conductas alimentarias de riesgo y trastorno de la conducta alimentaria que organizo el Programa de Comunicación de la Ciencia de la Coordinación General de Difusión de la UAM, en donde los especialistas coincidieron en señalar la importancia de impulsar estudios amplios sobre el estado de salud en la población mexicana respecto del sobrepeso y la obesidad.
Durante este encuentro, los participantes apuntaron que hay una presión social y cultural por perseguir modelos corporales estéticos de belleza que producen emociones negativas.
Destacó que “de hecho, algunas campañas gubernamentales responsabilizan de manera exclusiva a los sujetos, es decir, están dirigidas a conductas de tipo individual, pero no se ha diseñado una política de Estado para atender el problema integralmente a pesar de resultar costoso para el sistema de salud”.
Por su parte, la maestra Concepción Díaz de León Vázquez, estudiante del Doctorado en Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Xochimilco de la UAM, comentó que la pérdida de grasa pero no de volumen o musculatura es lo que importa al género masculino. En tanto que entre las mujeres se observa que hay mayor interés en el número de kilos que baja con dietas o ejercicio.
La especialista resaltó que existen campañas de información difundidas en medios masivos acerca de la existencia de una epidemia de esta enfermedad que alarma de manera innecesaria a las personas en un sentido negativo, “creo que sí se debe concientizar en tener un peso saludable, pero sin alarmar en exceso a los individuos.
“Me parece que se ha difundido miedo a ganar peso por adquirir otras enfermedades tales como diabetes, sin saber que la ganancia natural de 3 a 5 kilos no pone en riesgo de salud a la persona”, mencionó Díaz de León.
Sólo existe una encuesta nacional hecha en 2003 sobre el trastorno de la conducta alimentaria, pero los demás instrumentos de medición se centran en la conducta alimentaria de riesgo; sin embargo, son estadísticas insuficientes para poder generar diagnósticos precisos, “no tenemos datos y eso no significa que no hayan casos en el país de pacientes con esas enfermedades”.
Los especialistas consideraron que el diagnóstico temprano y de prevención propiciará tratamientos más exitosos y apuntaron que la presencia de vómitos, la atención de conductas sospechosas, por ejemplo, comer en exceso, pueden ser indicios de un problema de este tipo y que debe atenderse desde su aparición.
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