“La tierra es de quien la trabaja” es una frase célebre del general Emiliano Zapata, a 140 años de su natalicio. En la capital del país se suscitaron una serie de marchas y protestas, aunque la lucha de la Revolución Mexicana dio una esperanza a los pueblos originarios aún no existe una verdadera justicia social en el tema agrícola del país.
La debilidad económica mundial y el decrecimiento del sector agropecuario es una fidedigna consecuencia de la desatención de los gobiernos anteriores, sin embargo, en la actual administración, los números no han mejorado a lo largo de los meses porque el campo ha caído un 3.4 por ciento. Mientras que en países como Brasil, Chile y China crecieron significativamente, más que México.
Aunado a esta problemática, el uso de la biotecnología en lo pequeños productores es mínima. Mientras que el tema de las semillas genéticamente modificadas es un debate primordial en la mayoría de los países. La actual administración federal y los legisladores no tienen una postura definida, mucho menos difunden información al respecto. Existen peligros que amenazan a los indígenas, pues el modelo agroindustrial de los transgénicos, monocultivos y agroquímicos han violentado los derechos humanos de algunas regiones de país.
Dado que continúa el abandono en el campo mexicano, la organización Pro Libertad y Derechos Humanos en América ha decidido firmar un convenio de colaboración con la Unión de Pueblos Ejidales, Comunales y Pequeños Propietarios AC. (UPECYPPAC) Con el fin de coadyuvar en materia de programas sociales económicos y políticos que les permitan un desarrollo verdadero para los campesinos del país.
Esta alianza estratégica de la organización Pro Libertad y Derechos Humanos en América pretende difundir, proteger, impartir y defender los derechos humanos de las 7 mil familias de los agremiados y 2000 técnicos de la Unión de Pueblos Ejidales, Comunales y Pequeños Propietarios AC.
El camino es largo, pero sumando esfuerzos es posible rescatar al campo mexicano. Por este motivo el Dr. Ignacio Benavente, presidente de la organización, es un visionario en materia agrícola, pues al buscar trabajar con la UPECYPPAC marca un parte aguas para atender las necesidades de los campesinos de manera multidisciplinaria, pues busca no solo defender los derechos humanos, sino apoyar a las personas que trabajan en las zonas agrícolas con la Seguridad Social sin que sea una carga económica para el erario público.
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