Caracol es el nombre común de los moluscos gasterópodos provistos de una concha espiral. Existen caracoles marinos (a veces denominados caracolas), dulceacuícolas y terrestres.
Estos especímenes se mueven como los gusanos, alternando contracciones y elongaciones de su cuerpo, con gran lentitud. Producen mucus para ayudarse en la locomoción reduciendo así la fricción. Esta mucosidad contribuye a su regulación térmica, también reduce el riesgo del caracol ante las heridas, las agresiones externas, notablemente las bacterianas y fúngicas, ayudándoles a mantenerse lejos de insectos potencialmente peligrosos como las hormigas. El mucus sirve además al caracol para desembarazarse de ciertas sustancias como los metales pesados y entra también en la composición de la cubierta.
Cuando se retrae en su concha, secreta un tipo especial de mucosidad que se polimeriza, para cubrir la entrada de su caparazón con una estructura llamada opérculo. Es similar en algunas especies de babosas, algo parecido a una cáscara debajo de su piel superior para prevenirlas de desecarse por completo. El opérculo de algunos caracoles tiene un olor agradable cuando es quemado, por eso a veces es usado como un constituyente del incienso. Este opérculo suele ser fino en las especies terrestres y en otras como las marinas, muy mineralizado.
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