DEL HAMBRE A LA OBESIDAD
Pues bien más tardé en generar la duda que está en disiparse; a que me refiero, al tema de la cruzada del hambre, asunto que junto con el pacto por México y la reforma educativa han sido últimamente los dueños de los encabezados de diarios y revistas.
Y si mi escepticismo a los programas y los trapecistas políticos era una crítica dura al sistema, el tiempo se encargó de acomodar los engranes. Así sin más ni más se destapó la cloaca sobre el uso político de los programas de asistencia social, que puso a temblar la futura sustentabilidad del afamado pacto por México.
Tan crispado estaba el ambiente que senadores, diputados y la sociedad en general exigen ruede la cabeza de la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles.
Entre hambre en el medio rural e inclusive en las ciudades se declara a México como el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil. Y viene la pregunta cómo es que en México estamos enclavados en tan fuerte disyuntiva. La desnutrición y la mala nutrición de los infantes y futuro de México.
Deja de ser un mito que la obesidad era una situación concomitante a la opulencia económica y se invierte en el caso de las personas de bajos recursos que tienden a consumir productos de bajo aporte nutricional, ricos en grasas, azucares y harinas refinadas.
La falta de ejercicio, la omisión siquiera de los juegos que requerían de activación física han sido reemplazados por el uso de tablets y consolas de juego.
No debemos olvidad que los niños como una pequeña esponja que absorbe las costumbres y hábitos de los adultos; resulta difícil comprender que en vez de fomentar la sana alimentación, sea al contrario. A los niños se les premia su falta de modales y educación en torno a la mesa, con actitudes y conductas fuera de lugar.
Si bien las alternativas pueden ser muchas, la sociedad sigue empecinada en dar como almuerzos a los niños bolsas de frituras, galletas, productos lácteos con altas concentraciones de azucares, a preponderar el consumo de bebidas carbonatadas y aguas de sabor, en detrimento del agua natural.
La prohibición de la comida chatarra dentro de las escuelas primarías sólo fue un chispazo mediático que terminó con demostrar que las grandes empresas dedicadas a la producción de la comida y bebida chatarra, no sólo han mejorado sus ventas, sino que además continúan con estrategias de expansión e introducción de nuevos productos.
La misma basura se vende fuera de las escuelas con la impunidad de toda la vida, los escuincles que tienen la fortuna de contar con los programas de alimentación escolar simplemente desdeñan los alimentos que se les brinda. Y las cooperativa que ostentan el nombre más que de papel, ya que la mafia en escuelas va en contubernio o con las autoridades educativas y la mesa directiva de padres de familia.
Y aunque el panorama no es halagador en este mes que celebramos a los infantes, permitamos contagiarnos de su siempre alegre ímpetu, para de esta manera replantear de forma personal ¿qué estamos haciendo por combatir el hambre de México? Y ¿qué estamos haciendo por combatir la mala alimentación de nuestros hijos?
Los grandes cambios en la humanidad no comienzan por los sueños, sino por la acción que les damos a ellos.
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