APROVECHANDO LAS PROPIEDADES DE LA MANDARINA.
Mientras no sea Primavera no hay que descuidar las defensas de nuestro organismo
Es una pena, estimado lector, que por motivos de espacio, la semana pasada no pudiera salir en su totalidad la columna del fogón. Así que, en breve, concluyo el tema de la semana anterior, aplaudiendo el excelentísimo desempeño de nuestro Presidente Peña Nieto. Y los logros alcanzados a través de los acuerdos y reformas estructurales.
En temas que competen a nuestra columna, le comento que circula por la red la reciente noticia de hallazgos encontrados en la cáscara de la mandarina como excelente coadyuvante en el tratamiento de enfermedades respiratorias.
Este dulce y suave fruto proveniente de Asia, atríbuyese su origen entre Irán e Irak, fue traído consigo por españoles en sus viajes de exploración hacia las Filipinas y China, es decir que no precisamente vino del Viejo Mundo, sino algunos años después, a través de las redes de comercio que se establecieron entre la Nueva España y la Nao de China.
Su suave consistencia y dulce sabor hace que sea una de las frutas predilectas de la temporada invernal. Sus usos en la decoración gastronómica son variados y, de manera particular en la repostería, aunque también en las cocinas orientales se sabe del uso del jugo del fruto para elaborar salsas agridulces y de tonalidades frescas y cítricas.
Dentro del artículo que se encuentra en el ciberespacio recomienda la desecación de la cáscara para poder utilizarse en los meses que deja de ser de temporada el fruto, pero que en épocas veraniegas que no estamos exentos de enfermarnos de gripe podamos aún disfrutar de los beneficios curativos de la cáscara, siempre preparándola en infusión con una cucharada de miel y jugo de limón para potencializar la concentración de Vitamina C.
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