El encapsulado es una alternativa que puede elevar el nivel de eficiencia en el uso de fertilizantes del 20% al 90% en cultivos agrícolas, generar beneficios ambientales y económicos. Además, su empleo generalizado permitiría a México reducir importaciones y alcanzar la autosuficiencia en este insumo, que hoy es de alto costo para el agricultor, afirmó Marcel Morales Ibarra, director de Biofábrica Siglo XXI.
México consume alrededor de 5 millones de toneladas de fertilizantes, de los cuales 79% se importan de países como Rusia, China, Irán y Egipto. Esto le cuesta al país 20 mil millones de pesos, donde los nitrogenados absorben 12 mil millones, según datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados.
Morales Ibarra, quien es promotor de la agricultura sustentable en México y cuyas innovaciones llaman la atención hasta en China, manifestó que con tecnologías innovadoras como el encapsulado y el nivel de eficiencia que alcanza al aplicarse a los cultivos, sólo considerando la producción actual de nuestro país –estimada en 1.7 millones de toneladas– se puede lograr la autosuficiencia en fertilizantes.
El especialista explicó que uno de los problemas más graves en la agricultura es el uso de productos químicos porque sólo se aprovecha alrededor del 20% de lo que se aplica y se desperdicia hasta 80% que no sólo se pierde sino que se infiltra en los suelos, contaminándolos al igual que ríos, lagos y mares; otra parte se libera a la atmósfera generando Gases de Efecto Invernadero (GEI) que contribuyen al problema del cambio climático.
Ante esta problemática, la alternativa que el experto trabaja en asociación con centros de investigación públicos es el encapsulado del fertilizantes, que mediante el uso de biopolímeros –que son biodegradables— permiten almacenar el insumo para que la planta disponga de él en forma gradual, según sus requerimientos y por periodos prolongados.
Refirió que en el mercado ya se vende fertilizante químicos de lenta liberación, pero resultan altamente costosos para el agricultor y al estar basado en polímeros no biodegradables genera un nuevo problema al ambiente. Por ello, la propuesta es usar de manera prioritaria el biofertilizante con cápsulas biodegradables e ir sustituyendo el uso de químicos, que ya con el sólo encapsulado dejarán de liberarse irracionalmente al medio ambiente con los efectos ya señalados.
Agregó que con esta tecnología sumada a los biofertilizantes se generaría un círculo virtuoso, ya que éstos se producen con microorganismos benéficos, capaces de aprovechar el nitrógeno atmosférico para transformarlo y proporcionárselo a la planta en forma de amonio para su nutrición; pueden solubilizar el fósforo, fijado en el suelo y ponerlo disponible al cultivo; estimulan la secreción de fitohormonas, que permiten un mayor desarrollo del sistema radicular, con lo que la planta tiene mayor capacidad de nutrición. También detonan reacciones contra plagas y enfermedades y son altamente efectivos en la conservación y regeneración de los suelos.
Marcel Morales remarca que el impacto que tendrá el uso del encapsulado es una reducción en la cantidad de fertilizante que se usa, con lo cual se disminuyen costos de producción y, sobre todo en el caso del químico reducirá la contaminación de suelos, aire y agua.
El también presidente del Consejo Mexicano de Agrobiotecnología (CoMaBio) destacó que la conjunción de esfuerzos entre investigación e inversión privada dan como resultado poner a disposición de los agricultores este tipo de tecnologías que harán más eficiente la actividad agrícola. El bioencapsulado ya está desarrollado y están iniciando los proyectos de validación en campo.
El experto consideró que “desde el ámbito gubernamental se deben impulsar este tipo de innovaciones tecnológicas, y no seguir reproduciendo programas obsoletos como el de fertilización en el estado de Guerrero, que son francamente improductivos; lo único que producen es descontento y conflictos sociales, además de reproducir ineficiencias y corrupción”.
Por último, subrayó que “si la Cuarta Transformación no promueve y apoya la innovación agrícola no es ninguna transformación”.
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