En el Observatorio Vulcanológico de la Universidad de Colima (Ucol), un equipo de especialistas realiza actividades de monitoreo al Volcán de Fuego de Colima con drones —vehículos aéreos no tripulados— construidos con materiales especiales y equipos de última generación que permiten definir con precisión las características de los eventos explosivos, delimitar la dirección de flujos de lava, flujos piroclásticos y lluvias de ceniza.
Mauricio Bretón González, doctor en sismicidad y vulcanismo por la Universidad de Granada, España, explicó que los retos técnicos que él y su equipo afrontaron para construir un modelo de dron con prestaciones muy superiores a los disponibles en el mercado, capaz de elevarse a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar y con una autonomía de vuelo de hasta 60 minutos.
Recordó que desde la erupción de noviembre de 1998 empezaron a ver la importancia que tenían las imágenes para la vigilancia volcánica, “ya que descubrimos, a través de los equipos que existían en aquella época, las posibilidades que tenía la fotografía y sobre todo la fotografía digital”.
Lo cual les permitió generar buenas imágenes de lo que era la actividad y darse cuenta de la capacidad de almacenamiento que los archivos digitales podrían tener en contraposición con las fotos impresas, que ocupaba infinidad de espacio y eran más costosas.
Detalló que hoy día tenemos diez cámaras que están viendo el volcán desde diferentes puntos y que están mandándonos imágenes cada segundo; tenemos un banco de imágenes muy grande, lo que permite hacer revisiones más rápidas de la actividad volcánica durante las 24 horas.
Además, de la necesidad de realizar vuelos esporádicos para analizar la actividad del coloso, lo que presentaba diversas problemáticas, pero de usar un helicóptero o una avioneta con un piloto y copiloto, representaría mucho dinero; por ello esta Universidad decidió dar un salto y hacer algo diferente, por lo que empezaron a trabajar en la construcción de un dron.
Con este equipo tienen la posibilidad de ver ciertos aspectos del edificio volcánico o características que a veces no es posible apreciar, por ello desarrollaron este equipo los integrantes del área de Monitoreo Visual Volcánico de la Ucol, junto con los ingenieros René Flameng y Javier Navarro.
Drones hay muchos en el mercado, pero se tuvo que crear uno propio ya que se requiere un dispositivo que vuele más arriba de los cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, lo que no es fácil conseguir. Otra característica es la autonomía, los drones generalmente vuelan entre 10 y 15 minutos, nosotros necesitamos un dron que vuele entre 45 minutos y una hora a esa altura, es decir, son condiciones diferentes.
Este monitoreo nos permite ver no solamente la cima, sino los flujos de lava, los lahares, su alcance y las zonas de afectación. Los drones se prestan para muchas actividades y dentro de la vigilancia volcánica creemos que son muy útiles, entonces lo que hemos establecido es una nueva forma de vigilar el volcán con drones, lo que implica menos costo y menos tiempo de preparación en comparación con un vuelo.
Los drones que se usan en la vigilancia volcánica permiten ver las transformaciones del volcán en todo momento y son instrumento de prevención que permiten dar seguimiento al crecimiento de domos, flujos de lava y de lahares.
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