La organización civil latina Moms Clean Air Force presentó su informe llamado “Cara a cara con el gas y el petróleo, voces desde el frente de batalla contra la contaminación por gas y petróleo”, en el cual se menciona la relevancia de los impactos a la salud que generan en mujeres embarazadas, niños y adultos mayores las industrias de gas y petróleo. Las emisiones de metano provocadas por esta industria afectan la salud pública.
El reporte reúne una serie de entrevistas con la visión de madres que habitan en sitios cercanos a instalaciones de petróleo y gas, y que se encuentran en la lucha contra la contaminación que éstas generan. Entre las madres que han hablado sobre sus experiencias en torno a la contaminación del lugar en que viven, se encuentra Diana Jara, quien vive en California, Estados Unidos (EEUU). Ella y sus dos hijas viven en la ciudad de Lakewood que recibió una mala calificación por la contaminación por esmog en el último informe por el Estado del Aire de la Asociación Estadounidense del Pulmón.
“Alma solía correr con sus compañeros y, antes de que sonara el timbre, ella se quejaba de que le dolía el pecho mientras respiraba con dificultad…La llevé a médicos y le diagnosticaron con asma”, revela Diana al hablar sobre su pequeña hija.
A partir de que Alma fue diagnosticada con asma, mismo que es exacerbado por la contaminación del aire Diana se ha dedicado a garantizar que los niños de sus comunidad estén protegidos y reciban la mejor atención médica disponible. Además, se ha vuelto una activista defensora de las salvaguardas ambientales que regulan la contaminación atmosférica que emiten las instalaciones de gas y petróleo a lo largo del país.
Debido a que la Administración Trump se ha encargado de debilitar cada vez más la normatividad ambiental que cuida de los recursos naturales como el aire, varios grupos se han movilizado en distintos estados para manifestar su preocupación, y para hacer patente que seguirán luchando para que las regulaciones ambientales sigan en pie.
De acuerdo a información de Gerardo Moctezuma Castillo, integrante de la organización LatInformation, la contaminación del aire que realizan las industrias es emitida por docenas de tipos de equipos y procesos a través del sector petrolero y de gas, incluyendo pozos, operaciones de terminación de pozos, tanques de almacenamiento, compresores y válvulas.
Las empresas de gas y petróleo emiten un gas de efecto invernadero llamado metano, que es 87 veces más potente que el dióxido de carbono en la conducción y aceleración del cambio climático; estas industrias son la fuente más grande de metano en EE.UU.
Los contaminantes relacionados a las industrias de gas y petróleo contribuyen a generar el smog fotoquímico que está relacionado con 750 mil ataques de asma infantil durante el verano y 500 mil ausencias escolares cada año. Entre los adultos, esta contaminación resulta en 2 mil visitas a urgencias relacionadas con el asma y 600 admisiones al hospital, así como 1.5 millones de días de actividad reducida, ello en los EEUU.
Cabe mencionar que más de 1.81 millones de latinos viven a menos de media milla de distancia de instalaciones petroleras y de gas existentes y el número crece cada año.
Se denunció que las comunidades latinas enfrentan un riesgo elevado de cáncer debido a las emisiones tóxicas provenientes del desarrollo del petróleo y del gas: cerca de 1.78 millones de latinos viven en condados que enfrentan un riesgo de cáncer por encima del nivel de preocupación de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) por los tóxicos emitidos por las instalaciones de petróleo y gas.
Los niños hispanos son uno de los mayores afectados por esta contaminación debido a que aproximadamente el 8.5% de ellos sufren de asma (comparados con los niños blancos no hispanos) y tienen menos probabilidades de que se les receten medicamentos apropiados para el asma y así como menor acceso a especialistas en esta enfermedad. Por tanto, los niños latinos tienen el doble de posibilidades de morir a causa del asma que los niños blancos no latinos. Los latinos representan el 35% de 35 millones de personas sin seguro en Estados Unidos.
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