Gran parte de los alimentos que consumimos proviene del reino vegetal. Desde el origen del ser humano, las plantas se han utilizado como alimento; con el paso del tiempo y gracias a los avances científicos y tecnológicos, se han empleado para la obtención de productos medicinales y agroquímicos, en el sector industrial, entre otros.
Sin embargo, diversos factores como la deforestación, la explotación excesiva, contaminación de aire, suelos y agua; así como el cambio climático, por mencionar algunos, están involucrados en la extinción y disminución de la diversidad vegetal en todo el mundo.
Se estima que hay entre 60 mil y 100 mil especies vegetales amenazadas en todo el orbe, de acuerdo con el documento Estrategia Global para la Conservación de Especies Vegetales registra 987 especies con algún grado de amenaza.
La aplicación de la ciencia es una alternativa que podría ser eficiente para la conservación y caracterización de la biodiversidad. En este sentido, el cultivo de tejidos vegetales ofrece nuevos sistemas de estudio, propagación, almacenamiento y mejoramiento del germoplasma de una determinada especie, y de su aprovechamiento sostenible.
Alrededor de 30 alumnos de licenciatura, maestría y doctorado de diferentes instituciones del país colaboran en el Laboratorio de Cultivo de Tejidos Vegetales del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional cultivo in vitro tejidos vegetalesAutónoma de México (UNAM), donde se estudian, propagan y conservan alrededor de 80 especies mexicanas en riesgo de desaparecer, así como variedades agrícolas con potencial económico.
En dicho laboratorio, a cargo del biólogo Víctor Manuel Chávez Ávila, se realizan investigaciones en las que, una vez encontradas las condiciones del control del desarrollo de células y tejidos, se reproducen especies mexicanas nativas a partir de pequeños fragmentos como raíces, hojas y tallos, las veces que se considere necesario.
Los cultivos in vitro se incuban en una cámara de crecimiento, con un adecuado control de temperatura, iluminación, humedad, pH, nutrientes, tipo y estado de desarrollo de las estructuras en cultivo. Una vez que se regeneran plantas completas, pasan a la fase ex vitro.
El Laboratorio de Cultivo de Tejidos Vegetales de IB inició a mediados de la década de los 70. El inmueble que ahora ocupan, instalado en 1983, es un espacio en el que se realiza investigación científica. Ahí se preparan profesionistas especializados en el estudio y aplicación de esta ciencia en pro de la biodiversidad escasa en la naturaleza.
De acuerdo con el doctor Chávez Ávila, el cultivo de tejidos vegetales ofrece la posibilidad de sembrar plantas selectas que la sociedad requiere como alimento, medicamento o con fines de reforestación u ornamentales. “Podemos reproducir lo que consumimos, en lugar de asaltar a la naturaleza”, comentó.
Un ejemplo de ello es el trabajo que realiza la maestra Wendy Rocío Juárez Pérez, que regenera in vitro la especie Cosmos pringlei (Asteraceae), utilizada como medicinal por los tarahumaras. Dicha especie se encuentra amenazada debido a las acciones de apertura de suelos para monocultivos y al saqueo de plantas. Actualmente no se cuenta con un sistema para su cultivo, detalló la científica.
Explicó que el cultivo de tejidos vegetales también permite dirigir la respuesta biosintética de los tejidos cultivados, para lograr que expresen in vitro su capacidad de producir algún compuesto útil para el desarrollo de un medicamento y de esa manera evitar, en la mayor medida posible, extraer plantas completas de su hábitat.
El objetivo de su trabajo es ofrecer una alternativa para la conservación y aprovechamiento sostenible de esta planta silvestre en las regiones de Sonora, Chihuahua y Durango, y observar la presencia de metabolitos secundarios que le confieren su uso terapéutico.
Por otro lado, la bióloga Bárbara Estrada trabaja en la propagación de la especie Cosmos atrosanguineus, una planta ornamental con aroma a chocolate. Por sus atractivas características, durante mucho tiempo fue extraída y exportada ilegalmente a países europeos. La última recolecta en el campo se realizó en 1902. En la actualidad es una especie extinta en México.
La maestra Juárez Pérez señaló que en la década de los 90, el Jardín Botánico de la UNAM realizó un convenio con el Real Jardín Botánico de Kew, Reino Unido, para regresarla a su lugar de origen. Desde entonces, el laboratorio se ha dado a la tarea de regenerar esta planta decorativa.
Como una manera de aprovechar el conocimiento y los productos generados in vitro se estableció el Centro de Adopción de Plantas Mexicanas en Peligro de Extinción. De 2013 a la fecha se han dado en adopción más de 3 mil plantas, además de las obtenidas por métodos convencionales.
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