Al caer el telón de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, no sólo terminó una edición más de esta justa deportiva continental, sino también se abrió una nueva página para México que, como anfitrión, ofreció su tradicional hospitalidad y presentó al mundo una nueva generación de jóvenes que cumplieron sus metas propuestas y dejaron huella.
Independientemente de cuál haya sido la competencia en que participaron, lo importante es que todos ellos, con arrojo y determinación, conquistaron la gloria.
Es una nueva generación de mexicanos. Su divisa fue siempre alcanzar la victoria, con disciplina, trabajo y esfuerzo, individual o en equipo.
Los jóvenes, por naturaleza, tienen ansias de trascender, renovar, recrear y dar un paso adelante. Así lo hicieron. Cumplieron sus metas y dieron ejemplo de pundonor y trascendencia.
El deporte es una de las vertiente donde el ser humano se cala y se forja. Hay otras manifestaciones: arte, literatura, estudio y, desde luego, trabajo.
En todas estas esferas del quehacer humano participan los jóvenes. Unos aquí, en su propia tierra; otros, en el extranjero.
Ejemplos sobran.
Pero lo inmediato fueron los Panamericanos.
Ahí, se realizaron hazañas. Hubo récords, se escribieron historias. Algunas inéditas; otras, refrendadas. Insospechadas, algunas más. En todo esto, la juventud fue la protagonista.
Todas sus participaciones fueron valiosas. Trascendentes, en sí mismas.
Las historias personales tienen dimensiones diversas. Jóvenes todos. Algunos dedicados en cuerpo y alma a la práctica de su deporte favorito, pero también muchos, muchísimos otros, unen a la disciplina deportiva, el estudio.
Ni lo uno ni lo otro impiden cumplir en las aulas y en las canchas.
Son estudiantes de escuelas y universidades privadas y también quienes lo hacen en instituciones educativas públicas.
El común denominador es el triunfo. En el estudio y en el deporte. No importa si las escuelas y los deportivos están bien equipados o cuentan sólo con lo elemental para la práctica de esas actividades.
Son hombres y mujeres. No hay distinción alguna de género. Tampoco de estrato social. Sólo deseo de triunfo. De ser el mejor, nacional, continental y mundial.
Los tiempos cuando sobresalía algún mexicano, en el deporte, las artes, el trabajo o el estudio, en forma individual, quedaron atrás.
Los Panamericanos enseñaron otra realidad: trabajo en equipo.
Frente al mundo competitivo donde se valora el hacer y el quehacer personal y en equipo ellos demostraron estar listo para lo uno y lo otro. Guadalajara mostró que la juventud mexicana dio ese trascendental paso.
Ganaron individualidades y ganaron equipos. No prevaleció el triunfo de uno, sino que la gloria se alcanzó también en quienes lo hicieron juntos.
Es el mérito de la juventud actual.
Tener metas. Soñar. Contar con líderes y dirigentes que sepan conducirlos es el principio.
Ellos cumplen.
Es la nueva generación de mexicanos que, paso a paso, en todos los órdenes construyen la historia nacional.
Es la lección de Guadalajara 2011.
Comentarios Cerrados