Un dicho famoso cita “lo que es basura para unos es tesoro para otros”, en el sector del medio ambiente este dicho podría traducirse como “lo que es desecho para algunos es recurso para otros” o al menos eso es lo que la economía circular busca lograr.
El término economía circular se utiliza para nombrar a un nuevo modelo de producción y emprendimiento que consiste en aprovechar de manera óptima los recursos naturales aplicando las reglas de reducir, reciclar, reparar y reciclar en un círculo continuo, imitando el funcionamiento de la naturaleza.
El actual modelo de producción es lineal y se basa en producir, consumir y desechar. La economía circular busca que cada residuo regrese como un recurso para crear nuevos productos, lo que implica innovación y desarrollo tecnológico, pero sobre todo, la colaboración de los fabricantes para diseñar artículos reciclables y acopiar sus viejos productos.
La Unión Europea es una de los mayores promotoras de la economía circular, ya que de acuerdo con la consultora internacional McKinsey & Company, aplicar este modelo tan solo en el sector industrial europeo podría ahorrar unos 650,000 millones de euros y crear decenas de miles de empleos hasta el 2025.
Para lograr las metas de la economía circular se deben desarrollar productos con materiales biodegradables que se puedan reintroducir a la naturaleza cuando su uso ya no sea rentable. Aquellos materiales que sean de difícil degradación serían considerados residuos técnicos y deben ser fabricados de forma que puedan ensamblarse y desmontarse fácilmente, contribuir al ahorro de agua y energía, así como reutilizarse lo mayor cantidad de veces.
Los aparatos electrónicos y tecnológicos, por ejemplo, son ricos en metales, polímeros y aleaciones que pueden ser recuperados cuando su vida útil termine para refabricar nuevos productos y acelerar el proceso de regeneración.
Incluso, algunos artículos pueden regresar a manos de sus propios fabricantes para que estos les den otra vida a través de una nueva creación. Sin embargo, la economía circular no significa solo una empresa cambiando un producto por otro nuevo, sino consiste en toda una red de alianzas entre distintas organizaciones para facilitar los procesos de reciclaje.
Hay quienes han decido aprovechar esta tendencia para emprender y abrirse paso a nuevos mercados. Ejemplo de ello es la creciente oferta de proyectos de “remanufacturing” que trata de la reconstrucción de un producto con medios industriales a partir de una combinación de partes reutilizadas, reparadas y nuevas, las cuales deben cumplir con las especificaciones del producto original. En el sector automotriz, esto se ejemplificaría al extraer una pieza de un vehículo, desmontarla, corregir las partes defectuosas y reincorporarla al mercado.
Poco a poco este modelo de producción se deja de ver como solo una estrategia a favor del medio ambiente, ya que los beneficios económicos y el crecimiento de consumidores que eligen empresas responsables abren nuevos mercados por lo que cada día se suman más organizaciones a la economía circular.
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