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El cobre muestra su poder anticancerígeno

Lena Ruiz Azuara, investigadora de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló un nuevo fármaco anticancerígeno basado en compuestos de cobre a los que les denominó casiopeínas; este estudio fue analizado para casos de cáncer de mama, cervicouterino, de colon y pulmón, dichas aplicaciones potenciales abarcan diversos tipos de leucemias y tumores neuronales.

Actualmente existen en el mercado mexicano alrededor de 50 fármacos empleados en quimioterapia anticancerígena. De este universo de medicamentos, solo uno incorpora compuestos metálicos en su fórmula –el caso del platino, un metal precioso y muy escaso– pero tiene un costo muy alto y efectos secundarios agresivos como daño al riñón y sordera.

En cambio, los compuestos de cobre o casiopeínas atacan a las células tumorales con 80 por ciento de efectividad contra 20 por ciento de posibles efectos secundarios: baja los glóbulos rojos pero es reversible al final del tratamiento, mencionó Ruiz Azuara.

El equipo de investigadores está comprobando que las casiopeínas tienen mejores resultados, menores efectos secundarios y un precio más económico.

Declaró que «las células tumorales, igual que las bacterias o los virus, con el tiempo crean resistencia a los medicamentos conocidos, por ello, es necesario crear nuevas alternativas de tratamiento», informó la especialista.

En comunicado de prensa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se detalló que esta investigación es innovadora a nivel mundial porque es la primera vez que un equipo de trabajo científico propone el uso del cobre como un elemento anticancerígeno. De acuerdo con la investigadora, hasta ahora, el cobre se ha empleado únicamente en el tratamiento de úlceras gástricas y artritis.

cobre

Lena Ruiz Azuara explicó que, después de 15 años de trabajos de investigación básica y estudios de laboratorio, en un par de semanas van a iniciar pruebas clínicas en humanos, cumpliendo todos los protocolos de seguridad marcados por la Secretaría de Salud (SSA) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

Dijo que «la terapia anticancerígena a base de compuestos de cobre tendría mejor precio si lográramos que en México se produzca el principio activo y lo formule la farmacéutica que quiera entrar al desarrollo del medicamento. Si lo logramos, nuestro país tendría el control del precio».

Los investigadores de la UNAM han colaborado con entidades latinoamericanas y europeas. Son parte de esta coordinación las universidades de París, Barcelona, Uruguay, Brasil, Venezuela, Portugal e Inglaterra.

La investigación ha generado patentes, publicaciones en revistas indexadas, citas en libros y preparación de capital humano: desde servicio social hasta doctorado. «Los estudiantes han aprendido a trabajar en el área de química inorgánica medicinal, en donde no había experiencia en México», aseguró la investigadora.

COBRE MÁS ECONOMICO Y MÁS SANO
El estudio lo realizarán en coordinación con un laboratorio clínico privado que se ubica en Morelia, Michoacán. Actualmente trabajan para validar la seguridad del fármaco y el esquema de tratamiento.

Ya que el cobre es considerado un metal esencial porque está presente de manera natural en el cuerpo y el organismo lo elimina fácilmente. Además, resulta menos tóxico en comparación con los metales que no forman parte de nosotros como el platino, elemento con el que están elaboradas las actuales quimioterapias.

La especialista explicó que el cobre es mucho más económico que el platino y, aunque aún no se ha hecho el estudio de producción, se calcula que con el mismo costo con que actualmente se atiende a una persona con quimioterapias de platino, se podrá tratar a 10 enfermos con compuestos de cobre, es decir, con las casiopeínas.

«Las casiopeínas van a ser el primer producto que pasen a fase clínica de un compuesto inorgánico hecho en México. En todo el mundo ya se hace referencia a las casiopeínas», concluyó la doctora Lena Ruiz Azuara, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), con el nivel III.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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