«ser un gringo en México
¡ah, eso si es eutanasia!»
Antes de iniciar la recomendación del libro, conviene saber quién es el autor; aunque para muchos puede sonar conocido, y para otros tantos un total desconocido. Ambrose Bierce fue uno de los grandes del humor, de ese humor complejo, ese humor que no se recibe tan fácilmente por lo cáustico que es, y lo doloroso para aquel que es el objeto de la burla. El nombrado humor negro, muy a mi pesar, pues al leer la obra de autores como éste se da uno cuenta de lo carente de valor expresivo que es el término. Como periodista en algún momento decide unirse al ejército de Villa, y a partir de ahí se pierde el rastro. Se desconoce la fecha de su muerte y en qué circunstancias se dio. Se recogen unos cuantos testimonios. Carlos Fuentes escribió el “gringo viejo” que fue llevada a la pantalla grande.
Hablemos de la obra más popular de Bierce, «El diccionario del diablo»; y es obligada la lectura de este libro, ya que es un deleite poder leerlo como si este fuese una novela (de corrido pues), o tenerlo como un texto andante; siempre con nosotros para poder acudir a él en algún concepto que tal vez, lo tengamos claro desde la perspectiva más pura del lenguaje, pero nunca desde la perspectiva del diablo.
Este libro con un estilo estupendo hace una crítica ácida de lo establecido, de los conceptos que ya en época de Bierce eran instituciones, valores morales o éticos penosamente lejanos de su concepto real u original. «El diccionario del diablo», es una oportunidad de echar un vistazo al trágico asunto de lo real, de lo práctico en cuanto al quehacer cotidiano.
Es una oportunidad de un estilo muy mexicano gozar de la sátira ante la realidad que carcome el espíritu. Sin embargo, esta crítica por más soporífera o audaz que sea, demanda un proceso mental de quien lee para generar ideas, críticas y cambios. Es urgente la lectura crítica, lectura que deje algo para la reflexión y la lectura autónoma.
«Sabidurías. Especie de ignorancia que padecen las razas civilizadas, en contraposición a la ignorancia, que es la especie del saber en que incurren los salvajes».
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