Esta séptima generación fue un tanto curiosa, por una parte me gusta mucho el avance que se ha logrado, los últimos juegos que han salido para Xbox 360 y PS3 son muy buenos gráficamente, vamos, incluso los últimos juegos de Wii son más que excelentes.
Entonces, gráficamente, no tengo quejas, los juegos muy bien trabajados, realmente han llevado a las consolas a un buen nivel, claro, siempre estarán por detrás de la PC, eso ya no es novedad.
Pero, si bien nos llegaron muy buenos juegos que comentaré en la segunda parte, hay algo que sí me gustaría escribir.
Esta generación para mí, dio comienzo a una serie de malas prácticas por parte de las tres compañías.
Para empezar, los constantes problemas de sobrecalentamiento que tuvieron el Xbox 360 y PS3, pero, sobre todo la primera, las “luces rojas de la muerte” es algo que no debió ocurrir, porque parecería que ese año que tuvo de ventaja, mejor hubiera sido utilizado para mejorar la refrigeración y así evitarse el gran costo que fue arreglar ese problema.
Sony tuvo que sacrificar mucho para poder llevar el Playstation 3 a un precio competitivo y también tuvo su parte de problemas por el calor. Además de que ciertos componentes elevaron de forma irreal el precio de salida.
Y bueno, el Wii. Si tan sólo hubiera tenido un poco más de potencia, vamos, no seré de los que pedían el nivel de las otras dos consolas, pero ¡caray!, tiene muchos juegos muy buenos que a 720p lucirían mucho, claro, que no lleguen a esa resolución no quita que sean divertidos.
Pero dejando de lado los problemas y limitaciones del hardware, los cambios para bien y para mal, siempre vendrán del software.
Tristemente lo que más ha marcado a esta generación ha sido el constante abuso de las compañías que desarrollan juegos con actualizaciones para resolver “detallitos” que no pudieron corregir antes de lanzar los juegos, contenido “extra” que ya viene en el disco, “activaciones” de un solo uso, que chillen por la venta de segunda mano, etc.
Además de algo que ya he mencionado antes, el creer que todos los juegos deben de caer en dos categorías: títulos AAA o “low cost”, pero entendiendo eso como juegos basura.
Porque parecería que en esta generación los juegos dizque AAA deben de vender millones de copias para ser rentables y eso es algo muy peligroso, nos ha tocado ver cómo estudios grandes han quebrado por no poder mantener ese ritmo de ventas.
Mientras que en la sexta generación había estudios pequeños que podían lanzar juegos sencillos, pero bonitos, ahora han sido relegados a los bazares en línea como si fueran “los apestados” que no pueden costear un desarrollo AAA.
Aun así, los juegos buenos, las mejoras en las interfaces y el añadido de servicios como Netflix hacen que esta generación pase de “panzazo”.
En la próxima columna comentaré los juegos que definieron a esta séptima generación.
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