¡Honor a los jóvenes triunfadores! ¿Sólo los medallistas? No, todos cuantos portan orgullosos el emblema de México allende la mar océano, en la justa deportiva. Su llegada a la capital británica es, en sí, un triunfo.
No viajaron improvisados. Los deportistas desde luego. Portaron la enseña patria hombres y mujeres que han dedicado años a su formación como deportistas. Años de esfuerzo, de sacrificios mil. Años de sueños y de esperanza. Cumplidos en esta competencia veraniega y otras a las que se convoca a los mejores.
Vemos el medallero y nos preguntamos ¿Cómo es que aún no superamos metas alcanzadas ayer? ¿Son los nuestros competidores menores comparados con los de otros países? No. Estoy convencido. Lo demuestra la calidad de clavadistas como Paola Espinosa y Alejandra Orozco e Iván García y Germán Sánchez, el equipo de futbol, que avanza; Mariana Avitia y Aída Román, arqueras; boxeadores de la talla de Oscar Valdez. Nadadores, taekwondoines, marchistas y corredores, gimnastas, disciplina que no estaba antes en plan de competencia. ¿Habrá disposición genética para algunos deportes? Tal vez. El boxeo se nos da, tae kwon do, clavados. Algún día ecuestres; la relación hombre/caballo herencia de nuestra tradición cultural, fue afortunada, el binomio Mariles-Arete, resultó formidable.
¿Qué pasa con nuestros representantes? ¿Por qué no el paso adelante? Es resultado de falta de planes y programas de gobiernos, creo, que asuman la importancia del cumplimiento del principio clásico: “mente sana en cuerpo sano”. Con cuanto la expresión tenga de lugar común.
Hoy que nos preocupa y nos ocupa la salud, se entienden como falta de salud obesidad, trastorno de falta de atención, hiperactividad. Expertos advierten: son problemas superables con prevención y terapias que alcanzan mayor efectividad combinadas con el ejercicio físico y mental implicados en el deporte. Acaso en un futuro inmediato se le preste mayor y mejor atención.
El deporte como actividad recreativa, lúdica. Despojado de groseros intereses de una comercialización extrema. Como ocurre con el futbol profesional que en nuestro país encuentra motivo de regocijo empresarial en la celebración de torneos a medias. Llamados de apertura y de clausura.
Volvamos a Londres. Vemos el medallero y encontramos a nuestro país ubicado en el lugar número 20 Según lectura al jueves pasado. Pretendemos un correlación ingenua: México es el décimo país en extensión territorial; el décimo en población; hasta hace algunos años era la décima economía del mundo (ahora es la número 14, quién sabe por qué).* Luego entonces debiera ser la décima potencia mundial del deporte. Dije correlación ingenua. En realidad no es un ejercicio válido. No es así. Son otras las circunstancias determinantes o condicionantes del ser y el hacer nacional, en todos sus aspectos.
Vuelvo los ojos al pasado y recuerdo a uno de nuestros primeros medallistas, el universitario Joaquín Capilla. Ganó una presea de bronce en Londres, 1948; en Helsinki, 1952, obtuvo una de plata; en Melbourne, 1956, otra más de bronce y llegó al oro, una. Lo vi en una exhibición en Córdoba, mi tierra de origen, a su regreso de Australia.
Capilla es el primero de quienes recuerdo. Hubo otros, antes, desde la Olimpiada de París, 1900. Especialidades deportivas, nombres se agolpan en mi memoria: Mariles, Pilar Roldán, Daniel Bautista, Carlos Girón, Maritere Ramírez, Joaquín Pérez de Las Heras, Gerardo Tazzer, Manuel Mendívil Yocupicio. Los marchistas: Raúl González, Ernesto Canto, el sargento Pedraza, Bernardo Segura, Carlos Mercenario. Jesús Mena, Soraya Jiménez, Fernando Platas, Víctor Estrada. Ana Gabriela Guevara (nuestra corredora de excelencia, hoy senadora). Belem Guerrero. Los hermanos Iridia y Oscar Salazar. Ma. del Rosario Espinoza. Paola Espinoza. Tatiana Ortiz. Pilar Roldán. El orden no es cronológico. La admiración es pareja. México 68, desde luego, un recuerdo inolvidable.
*Según algunas fuentes, wikipedia entre otras
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