Con el hallazgo de los restos de un individuo de sexo femenino, “Dalia”, suman cuatro los entierros prehispánicos localizados por especialistas de la Dirección de Salvamento Arqueológico, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en las inmediaciones del Centro Histórico de la delegación de Xochimilco, en el sur de la Ciudad de México.
Los restos, de al menos 700 años de antigüedad, estaban acompañados de una rica ofrenda funeraria compuesta por diversos objetos, como una punta de proyectil, numerosas navajillas de obsidiana verde y gris, restos de animales, principalmente de aves, y de cerámica Azteca II y III.
La osamenta se halló depositada en posición dorsal extendida, es decir bocabajo y con los brazos entrecruzados a 90°, la cual se encontró orientada al noroeste a 1.30 metros de profundidad.
El equipo de investigación, encabezado por la arqueóloga Sahira Rincón Montero, descubrió los restos óseos en la calle Pedro Ramírez del Castillo, durante los trabajos de renovación del drenaje profundo que se realizan en la demarcación desde hace varias semanas.
Las observaciones preliminares sugieren que se trata de un individuo de sexo femenino; sin embargo, se practicará un análisis osteológico detallado.
La estimación del sexo la realizó Jessica Cerezo Román, adscrita al Departamento de Antropología de la Universidad de Harvard, basada en la observación de dos características óseas: la apófisis mastoides (prominente proyección redondeada del hueso temporal localizado detrás del conducto auditivo externo) y la forma de los arcos superciliares (la cresta ósea situada arriba de la cuenca de los ojos). Dijo que el individuo presenta una deformación craneal de tipo tabular con presión en el hueso occipital.
Los entierros de “Dalia” (nombre asignado por los vecinos de la localidad por ser una de las flores representativas de la región conocida como acocoxochitl) y de “Teodoro” (uno de los otros tres individuos localizados mediante excavación a finales de abril en la calle de Nezahualcóyotl) muestran un mismo patrón.
Las inhumaciones se caracterizan por incluir cuatro capas de preparación: la primera es de cerámica doméstica ricamente decorada y acompañada de navajillas de obsidiana; la segunda tiene rocas ígneas y tezontle; la tercera presenta cerámica con restos óseos de animales; la cuarta muestra barro quemado que se encuentra en contacto con el esqueleto depositado durante el periodo Posclásico Tardío (1300 d.C.), según las temporalidades del material cerámico con el que está asociado.
Sahira Rincón indicó que estos hallazgos revelan que los xochimilcas inhumaban a sus seres queridos en sus casas, lo cual significa que en el pasado esta parte del centro de Xochimilco fue zona habitacional.
“Es la primera vez que se encuentran entierros en esa área de Xochimilco con este tipo de preparación mortuoria, ya que en otros proyectos de investigación desarrollados por el INAH se han hallado cremaciones e inhumaciones con diferente patrón funerario, lo que alude a la práctica de distintos ritos en esa época”.
Los restos de los cuatro entierros fueron llevados al Archivo Histórico de la Casa del Arte de Xochimilco, facilitado por la delegación para el resguardo temporal de las evidencias arqueológicas registradas durante la obra.
La primera de las cuatro inhumaciones halladas fue de un individuo masculino joven (de entre 15 y 17 años), localizado a 1.20 metros de profundidad en posición ventral extendida orientado al oeste.
El entierro 2 corresponde a un infante de sexo femenino, de aproximadamente cuatro años, dispuesto en posición ventral extendida orientado al este. Se encontró a 1.35 metros bajo tierra. Presenta caries y daños severos en sus dientes de leche, probablemente por la dieta que ingerían, dijo la arqueóloga Rosa María Alcántara Toledo, también adscrita a la Dirección de Salvamento Arqueológico.
El entierro 3, “Teodoro”, nombre designado por la comunidad con base en el santoral del día en que fue hallado, es de un adulto masculino que alcanzó la cuarta década de vida; estaba en posición decúbito hiperflexionado sobre su costado izquierdo viendo hacia el noroeste, a 1.80 metros de profundidad.
Rosa María Alcántara explicó que la ofrenda funeraria del adulto masculino es la más rica de las cuatro, por presentar restos óseos de ave, cerámica Azteca, Chalco y Xochimilca con decoración, navajillas y un núcleo de obsidiana verde agotado, así como un fragmento de figurilla antropomorfa estucado.
“El individuo tenía desgaste en las vértebras y en los huesos de las manos, probablemente ocasionado por el trabajo que desempeñó. Xochimilco siempre ha sido una zona de chinampas y su cultivo requería de mucho esfuerzo y de una posición anatómica flexionada para sembrar”.
Los dos individuos adultos están incompletos: del adulto masculino no se encontró el cráneo y del juvenil solamente se localizó la parte superior de la osamenta, al igual que la mujer; de la menor se tiene prácticamente completo su esqueleto.
Durante el Posclásico Tardío, Xochimilco fue uno de los dos lagos de agua dulce de los siete que conformaban la cuenca lacustre; sin embargo, la riqueza de recursos naturales producidos en esta área no beneficiaba directamente a sus habitantes, debido a que gran parte de su producción se destinaba a pagar el tributo a la Triple Alianza, conformada por Tenochtitlan, Tlacopan y Texcoco.
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