Durante la visita del barco insignia Rainbow Warrior de Greenpeace a puertos mexicanos se informó que de continuar con el actual modelo de agricultura industrial e insistir en la introducción de transgénicos en el campo, México está en riesgo de perder la capacidad de cultivar la tierra con biodiversidad de semillas nativas que permiten disponer de alimento variado, sano y suficiente, y con ello, preservar la riqueza culinaria y cultural del país para la presente generación y las venideras, advirtió Greenpeace.
En los eventos celebrados en el estado de Sinaloa en motivo de esta visita, agricultores locales entregaron a la tripulación canastas con maíces originarios- los productores advirtieron que este es uno de los estados más amenazados por la posible autorización de siembras de maíz transgénico a escala comercial, lo cual pone en riesgo de contaminación toda la superficie del cultivo en la entidad.
Sinaloa es el principal estado productor de maíz de México. Entre 2012 y 2013 empresas como Dow Agrosciences, PHI México y Monsanto, solicitaron permisos para introducir la siembra comercial de maíz transgénico en la totalidad de la superficie cultivable del estado.
Al respecto, Alonso Campos, productor y presidente del Consejo Estatal del Maíz, y presidente del Movimiento Agrícola Sinaloense (MAS), dijo que “a pesar del riesgo que las semillas genéticamente modificadas tienen sobre la salud y el medio ambiente, y a pesar de que los productores sinaloenses están aumentando sus rendimientos con los maíces convencionales los cuales tienen mejor precio y mejor aceptación en el mercado nacional e internacional, el gobierno mexicano a nivel federal, estatal y municipal, está ignorando el potencial de producción agroecológica y sigue fomentando el modelo de agroindustria que deteriora los ecosistemas”.
Por su parte, Silvia Díaz, coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace, indicó que “el modelo de agricultura que predomina a nivel mundial es el industrial, basado en tecnologías destructivas, uso excesivo de agroquímicos y con sistemas de producción destinados a beneficiar a las empresas transnacionales y a darles un control absoluto sobre la producción, distribución y el consumo de alimentos y esto implica impactos negativos para el campo, los productores y los consumidores”.
Por ello, explicó se requiere de una agricultura ecológica, que descentralice el poder mediante el empoderamiento de los agricultores para encontrar soluciones locales a problemas como la fertilidad del suelo, plagas locales y similares.
Comentarios Cerrados