La exploración de los océanos es uno de los temas más interesantes para la investigación científica y tiene un papel muy importante en el desarrollo de los países. A pesar de que México está rodeado de mares con características únicas, como el Golfo de México, no somos una nación marítima, señaló Jaime Urrutia Fucugauchi, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Dijo que “nuestro país tiene más de 11 mil kilómetros de litoral y tenemos más de 3 mil islas de las cuales alrededor de 80 tienen habitantes (…) Muchas naciones viven de aprovechar sus recursos marítimos, mientras otros explotan los recursos de los países que no los usan -como en nuestro caso-, eso hace que la exploración de los océanos sea particularmente importante”.
Urrutia Fucugauchi dijo que existen muchas preguntas acerca de nuestros mares y pocas respuestas aún, por lo que los científicos se han dedicado a la investigación marítima desde hace cientos de años: “Conocemos menos de los fondos oceánicos que de la superficie de la Luna”.
Por su parte, Ligia Pérez Cruz, coordinadora de plataformas oceanográficas de la Coordinación de la Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hizo un recorrido a través de las diversas expediciones marinas en las que ha sido posible la exploración del piso oceánico.
La investigadora explicó que fue hasta 1843 que Charles Darwin navegó en el Beagle que comenzaría una nueva era para la observación de los océanos, lo que permitió que años después surgiera su famoso libro “El origen de las especies”.
La vicepresidenta de la Unión Geofísica Mexicana, dijo que para 1872 y 1876, embarcaciones del Challenger hicieron la primera expedición formal en oceanógrafía donde se buscaba el estudio de la temperatura, la química de los océanos, la vida marina y la geología del fondo marino.
Fue el Challenger el que identificaría 4 mil 700 nuevas especies y realizarían 492 sondeos de profundidad, una de ella fue la Fosa de las Marianas en el Pacífico occidental, en la que llegaron a medir hasta 11 mil 524 metros de profundidad.
Posteriormente llegarían más expediciones como la del Fram (1893-1896) que trazó una ruta muy cercana al Polo Norte; y el Meteor (1925-1927), una serie de embarcaciones que buscaron conocer las corrientes del Atlántico sur. Cabe destacar que éste introdujo la ecosonda, con la cual es posible obtener un mapeo de la superficie del fondo marino por medio de ondas del sonido y también fue posible conocer el hábitat y alimentación de las ballenas.
La expedición Albatross (1947-1948) comenzó a tomar muestras de sedimentos marinos y es una de las más grandes expediciones científicas debido a la su contribución en el estudio de tectónica de placas. El Glomar Challenger (1968-1983) fue la primera embarcación que exploraría la edad del piso marino; y el Joides Resolution (1985-2003) buscaría entender la evolución del fondo marino y la comprensión de cambios climáticos y ambientales.
“El océano es el 75 por ciento de nuestro planeta y lo demás son las partes continentales. El océano es un subsistema dentro del sistema climático terrestre que juega un papel muy importante porque aplica un efecto termorregulador en la Tierra”, finalizó.
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