De acuerdo con diversos trabajos de la agencia de BigFoot concluyó que la tecnología sin un impacto social y/o promesa de mejora en la vida de las personas, no sirve. Ejemplificando que la edificación y planificación de ciudades inteligentes es un caso claro de ello, asegura Andrea González, Business Strategist.
Indicó que diferentes ciudades han apostado por el futuro y la innovación: el Ayuntamiento de Hamburgo adoptó la política de plástico cero, donde decidieron acabar con los vasos desechables, botellas de agua y cápsulas de café.
Tras los atentados en París, desarrolladores han creado aplicaciones y soluciones de alerta y denuncia ciudadana, y Latinoamérica y México no se quedan atrás, comento, el caso de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, que creó Moviparq, una estrategia para el reordenamiento del estacionamiento en la vía pública.
Sin embargo, el común denominador de dichas iniciativas es el trabajo entre diferentes actores, (como el gobierno, el sector privado, la sociedad civil, la academia y los laboratorios de innovación) y la percepción de las ciudades como un ecosistema en el que diferentes actores confluyen y colaboran.
Indicó que “una ciudad inteligente debe conectar el capital humano, social y hacer uso de la tecnología para resolver problemas públicos, alcanzar un desarrollo sustentable en conjunto y perseguir la calidad de la vida de los ciudadanos”.
La evolución tecnológica forma un papel fundamental para la resolución de problemas que aquejan a las ciudades y para que éstas puedan alcanzar un desarrollo sustentable. Un ejemplo de ello son los drones vigilantes que servirán de apoyo para la seguridad del robo de negocios, personas y automóviles, o el abaratamiento de paneles o tecnología de recolección de energía solar, la cual disminuirá los costos energéticos y el impacto ambiental.
No obstante, aún existen grandes cuestionamientos por resolver en su interpretación y certeza. “¿De qué manera podemos recolectar data en la base de la pirámide? Donde existen problemas más graves de desarrollo humano, o bien, ¿cómo interpretamos el comportamiento de sus habitantes en la creación de mejores soluciones civiles”, cuestiona González.
Por lo cual, la resolución de esos cuestionamientos son los grandes retos que se enfrentarán ingenieros, urbanistas y laboratorios de innovación para la edificación y planificación de ciudades inteligentes, pero sobre todo, de hacer uso de la tecnología para crear un impacto social relevante.
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