Terminó la fiesta deportiva en Guadalajara. Todo quedó atrás luego de 16 días de competencias de los Juegos Panamericanos. Los mejores en su historia, según los organizadores, en los que los mexicanos tuvieron un éxito inesperado por la conquista de más de un centenar de medallas. Vale la pena destacar que para satisfacción de los jaliscienses, el evento fue todo un éxito deportivo y de organización, con escenarios llenos. Privó el orden y la seguridad en una bella ciudad de estilo provinciano a la que llegó la modernidad con parques, jardines y amplias avenidas.
Ofreció su comida, artesanías, tequila y, sobre todo, hospitalidad a los visitantes. Pero lo más importante fue la destacada actuación de nuestros deportistas, al adjudicarse 133 medallas de las cuales 42 son de oro, 41 de plata y 50 de bronce. Se rompió la marca de oros de Mar del Plata (23 de primer lugar ). Por donde se le vea, fue una gran hazaña, sorpresiva, porque pocos creían en su capacidad por su precaria preparación, culpa de los dirigentes del deporte de México, llámese CONADE, COM o federaciones. Pero tras el éxito, también se cuelgan las medallas. Se ganaron preseas en casi todos los deportes. Se participó en 47 disciplinas y en 34 sobresalieron los nuestros. Sólo en 13 no hubo metal. Destacaron los clavadistas con ocho de oro, tres de plata y un bronce. Seguidos del frontón con 5-2-2 y racquetbol con 5-1-1. La excepción fue el equipo de clavados.
De antemano se esperaba un desempeño sobresaliente, porque ahí sí se trabaja seriamente con entrenadores mexicanos y extranjeros; además de que sus componentes tienen intensa actividad internacional y local. Caso Paola Espinoza, que es campeona del mundo, con sus compañeros Rommel Pacheco y Jahel Castillo y otros jóvenes que vinieron a refrendar su calidad en este evento continental. Los aficionados mexicanos estuvieron al pendiente durante dos semanas de lo que acontecía en los escenarios, directamente o por la televisión. Fueron testigos de las hazañas de Paola Espinoza, ya mencionada, y Cynthia Valdez, que se convirtieron en las reinas de los Panamericanos. Paola, con esa presencia y seguridad sobre el trampolín o en la plataforma, se impuso a sus rivales.
Y la hermosa Cynthia lució en el entarimado para ganar cinco medallas: dos de oro y tres plata, en gimnasia artística. Ambas esperan estar en la Olimpiada de Londres del año próximo. La clavadista tiene boleto seguro y el de la gimnasta se va a tramitar. Nuestro reconocimiento para los basquetbolistas que sin el tiempo suficiente en su preparación, llegaron a la final en sus respectivas competencias, hombres y damas. No hubo oro, pero, al menos, se llevaron la plata. Recordemos que México no iba a competir en este deporte, por líos en la Federación y, de último momento, se aceptó a nuestros muchachos, que llegaron con poco fogueo. Y el beisbol no trascendió. Muy pobre el papel en atletismo, donde sólo sobresalieron los andarines en los 50 kilómetros de marcha e hicieron el uno-dos; en el maratón fracasaron. Marisol Romero dio la cara por las damas al coronarse en 5 mil y 10 mil metros planos. Y en la natación nadie destacó. Sólo cuatro terceros lugares. En esta disciplina el amo fue el brasileño Thiago Pereira con nueve medallas, seis áureas, dos plata y un bronce.
SORPRENDIO EL FUTBOL
Poco se esperaba de los futbolistas mexicanos y mucho menos de su entrenador, Luis Fenando Tena, que arrastraba el fracaso de la Copa América. Inició flojo el torneo y con apuros fue avanzando hasta llegar a la final contra Argentina a la que venció por 1-0 y se adjudicó el título en este popular deporte. La crítica cuestionó este logro arguyendo que los sudamericano no trajeron a sus mejores futbolistas porque estaban ocupados en sus campeonatos. Como quiera que sea, a Uruguay se le goleó 5-2 y a los pamperos se les doblegó en el encuentro más importante. Brasil no llegó a la final porque lo eliminó Costa Rica. Lo vale es que el Tri fue el mejor. En suma, cayó el telón de estos Panamericanos, en los que participaron atletas de 42 países, en instalaciones modernas, de primer nivel como el complejo acuático, el estadio de atletismo, un complejo más, el de gimnasia y el estadio Omnilife que prestó Jorge Vergara, dueño de las Chivas, donde se jugó el futbol y se efectuaron las espectaculares ceremonias de inauguración y clausura. Fue el adiós nostálgico de la bella Guadalajara.
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