Dian Fossey1 zoóloga estadounidense reconocida por su labor científica y conservacionista en favor de los gorilas de las montañas Virunga (Gorilla beringei beringei) —en Ruanda y el Congo—, graduada en Terapia Ocupacional en el San Jose State College en 1954, laboró algunos años en un hospital de Kentucky. Motivada por el trabajo de George Schaller —zoólogo estadounidense dedicado al estudio de los gorilas—, Fossey viajó a África en 1963. Allí observó y estudió a los gorilas de las montañas en su hábitat natural y conoció al arqueólogo británico Louis Seymour Bazett Leakey (7 de agosto de 1903 – 1 de octubre de 1972), arqueólogo y paleoantropólogo británico de quien asimiló la importancia del estudio de los grandes simios a fin de comprender la evolución humana.
Para el año de 1967, Dian Fossey, sin conocimientos de zoología, avalada sólo por una gran voluntad y respeto por la naturaleza, construyó su campamento en Zaire y luego en el Congo.
Al poco tiempo de internarse en las montañas de Virunga, la inestabilidad política de la zona la obligó a establecerse en la frontera con Rwanda; en ése espacio organizó el “Karisoke Research Center”. Para sus investigaciones tomó por base y guías el trabajo de campo de George B. Schaller aunado a los principios metodológicos utilizados por Jane Goodall —naturalista, primatóloga estimulada también por Leakey— en su estudio de los chimpancés.
“Los gorilas macho adultos suelen ser abatidos por los cazadores furtivos para la práctica del sumu, término africano que hace referencia a la magia negra. Los furtivos cortan al animal las orejas, la lengua, los testículos y los dedos meñiques, y preparan con estas partes del cuerpo un brebaje que dota a quien lo bebe de la vitalidad de un gorila de dorso plateado. En la actualidad, los cazadores furtivos también acostumbran capturar bebés gorila para venderlos a zoológicos del extranjero.”.2 Independientemente a la falsía del reconstituyente, resulta imperdonable sujetar la vida ajena al desgaste de una subsistencia personal degradada en los excesos o en procura de esparcimiento en la carencia de una significación existencial, cada criatura gorila llevada a los zoológicos del mundo, implica la muerte de dos o más ejemplares adultos que sucumbieron por defender a la cría
“El 27 de diciembre de 1985 se cumplieron los peores vaticinios: fue hallada en su cabaña cosida a machetazos. Durante años, el misterio sobre su muerte permaneció anclado en el ostracismo, aunque por fin se supo que el autor del crimen había sido Protais Ziriganyirago, cuñado del presidente ruandés y capo de los furtivos que mataban gorilas. Este miserable no consiguió sus propósitos pues, finalmente, los gorilas de montaña que aún quedaban recibieron la protección por la que tanto había luchado su gran aliada.”3
La sepultura de Dian Fossey está en Karisoke, en un sitio que ella reservó para sus amigos gorilas muertos cerca de su querido Digit4 y de los muchos gorilas asesinados por los cazadores furtivos. Los reportes periodísticos destacan otros servicios conmemorativos celebrados también en Nueva York, Washington y California.
A partir de 1988 la vida y obra de Fossey subsiste en la película “Gorilas en la niebla” (Gorillas in the Mist), dirigida por Michael Apted y protagonizada por Sigourney Weaver. El testamento de Fossey establecía que todo su dinero —incluidas las ganancias de esta película— recaerían en la Fundación Digit para financiar las patrullas contra la caza furtiva, decisión impugnada por su madre, Kitty Price, quien ganó el litigio.
Queda la imagen que acompaña este texto para acentuar la máxima manifestación brutal del comúnmente pacífico gorila. Él grita, gruñe, golpea su pecho, exuda un pestilente aroma a sudor concentrado y deja un reguero diarreico cuando siente alguna amenaza… y eso es todo, únicamente ataca fieramente cuando amenazan la seguridad de sus criaturas, en ello pierde la vida ante la incursión humana y adquiere la definición de animal violento.
En su diario quedó esta última anotación: “Cuando valoramos la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en la conservación para el futuro.”
Hoy, después de minimizados los vergonzantes genocidios de los años 90 en Rwanda y Burundi, queda poco —prácticamente nada— del campo y de la obra de Dian Fossey.
1Nacida en San Francisco (Estados Unidos de Norteamérica) el 16 de enero de 1932, asesinada en Ruhengeri, Ruanda, el 26 de diciembre de 1985 a los 53 años de edad.
2Pie de fotografía en la página 35 de “Gorilas en la niebla (13 años viviendo entre los gorilas)”. Dian Fossey. Salvat Editores, S. A., 1985 con traducción de Marcela Chinchilla y Manuel Crespo.
3elmundo.es /suplementos /magazine 268 Domingo, 14 de noviembre de 2004. J.A.CEBRIÁN/ Mi galería de favoritos. Dian Fossey, la amiga de los gorilas. J. A. CEBRIÁN
4Digit fue un dorsicano del grupo 4 estudiado por Dian Fossey. “Al jefe le seguía una curiosa bola de felpa a la que con el tiempo llamé Digit (dedo) porque tenía torcido el dedo medio, posiblemente por una rotura anterior… En nuestro primer encuentro Digit, de una edad aproximada de cinco años…”. Gorilas en la niebla (13 años viviendo entre los gorilas)” página 183. Dian Fossey. Salvat Editores, S. A., 1985 con traducción de Marcela Chinchilla y Manuel Crespo. A Digit lo asesinaron y mutilaron los cazadores furtivos en el transcurso de la noche del 31 de diciembre de 1977 al defender su grupo familiar.
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