El término de responsabilidad social se ha vuelto popular en empresas como gobiernos, pero muchas veces como slogan publicitario, su fin: hacer creer al público que hay preocupación por lo que nos rodea. Pero estos fines no se cumplen con simplemente anunciarlos, esto implica que las empresas adopten una postura activa y responsable en torno al impacto de sus operaciones.
Al respecto, en la marca Bicible se trabaja en encontrar respuestas en ese complejo follaje de compromisos con el medio en que se desenvuelven y qué tan sustentable es lograrlo.
Aunque varias empresas han sentado bases para generar negocios más sostenibles, el cómo apropiarse de estos principios ambientales no queda del todo claro y en varias ocasiones, aquellas que se suman no saben cómo beneficiarse de esto, perdiéndose en el “sinsentido” de este cambio.
Sin embargo, según datos del Foro Económico Mundial (FWE) en la actualidad más personas abrazan estos objetivos, los respetan cuando los ven, y, estadísticamente se consumen más cosas y servicios que tienen un impacto ambiental positivo. Esto evidencia que existe la voluntad y que la gente cada vez reclama más acciones verdes.
Las innovaciones materiales y tecnológicas, no están en contra del compromiso social con el entorno, sino todo lo contrario: coadyuvan con la diversidad para lograrlo y con la misma o mejor contundencia de antes. Dentro de esos rubros la publicidad explora posibilidades alternas que sean amigables y que no degeneren el impacto deseado.
Por ello, es que esta empresa busca hacer publicidad en estos tiempos tecnológicos ha cambiado la percepción y las formas, definitivamente un ejemplo visible es el uso de las aplicaciones móviles que han revolucionado el transporte en los últimos años, en las grandes ciudades.
La bicicleta no se concibe igual a partir de eso, la idea romántica de ella asociada a imágenes tiernas de añoranza evolucionó a cosas como compartirla, rentarla y generar negocios de mensajería instantánea, por ejemplo.
Igualmente la bici se ha convertido en un medio alternativo como vehículo publicitario. Aludiendo a la cercanía con un recuerdo, pero sobre todo al concebirse como un medio sencillo y no contaminante, la publicidad ha transformado el concepto clásico para generar una apropiación masiva con la gente. Puedes pensar en tu bicicleta con el fin de un paseo dominical, pero ahora, también, como una forma de negocio de alto impacto y con principios sustentables, la mezcla perfecta.
Desde su concepción fue así, sólo estamos aumentando su utilidad en beneficio del entorno para cubrir la necesidad de tener medios que nos provean, como lo hicieron las tecnologías pasadas, de una conexión más directa e inclusiva entre cliente y producto. ¿Una muestra gigante? Amazon Flex, que hace simplemente que muchos amantes de la bici alrededor del mundo, esperan que su teléfono suene para realizar un trabajo ameno, que les gusta y que se enfrentó con esa resistencia al cambio sobre el uso llano de una bici y que ahora plantea una economía colaborativa en el que cualquiera puede repartir los paquetes de envío de la empresa en cualquier momento
En México, Bicible, una empresa fundada por jóvenes emprendedores hace un par de años, ha generado una manera diferente de hacer publicidad y que visionariamente ha tenido muy en cuenta los alcances que puede tener el cambio de concepto del uso de la bici, usando ésta para ofrecer impactos masivos en el público deseado por las marcas que lo contratan y respetando como compromiso para al otro y al medio ambiente. Pequeñas decisiones revolucionan ideas y cambian percepciones.
Con una bicicleta al principio de su historia, Oscar San Román, fundador y CEO de BICIBLE ideó hacer publicidad con su vehículo diario, diseñó un marco de aluminio, le puso un par de llantas extras y lo echó a andar. El primer día que paseó con esta Ad Bike -así bautizada- en su colonia, el éxito se percibió de inmediato, varios comercios locales querían rentarla. ¿Aventurado? No, sólo estaba en sintonía con su tiempo, había viajado y leído sobre todo esto y así comenzó un negocio que hoy le reditúa más de 4 millones de pesos anuales.
Pero no todo termina ahí, no quería que esto fuera una historia más de éxito de un joven emprendedor como varias que hemos escuchado. Creó un modelo de negocio basado en una estructura sin jerarquías, acercándose a la “economía de compartir”, diversificó, organizó y compartió. Rompiendo con la estructura clásica, “horizontalizó” y puso creencias básicas como marca: el equipo de ciclistas lo conformarían jóvenes estudiantes universitarios, madres solteras, personas que muchas veces no pueden permitirse un trabajo por no cumplir con los “requisitos” que las empresas tradicionalistas mexicanas exigen. Además, el material impreso que se dejase de emplear, sería donado a instituciones y personas que le pudiesen dar un segundo uso, fomentando un comercio justo y amigable con el ambiente; también enfoco esfuerzos en crear estrategias de marketing que realmente impactaran en el segmento buscado por los clientes que los contratasen y que, igual que BICIBLE, son empresas que buscan cambiar al mundo. Así lo han creído desde entonces, así lo han defendido hasta ahora.
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