De acuerdo a Miguel Valencia, integrante de la organización ambientalista Ecomunidades, en su pasada participación en el Segundo Foro de Transformación social y cultural del COALT, antev el aumento de uso de energía de forma irracional y que el aumento en el consumo de energía en los últimos dos siglos crea un desquiciamiento económico y político que se refleja en una gran miseria para la gran mayoría de la población humana, la concentración de la riqueza en pocas manos, la escandalosa corrupción de los políticos, la creciente falta de legitimidad de los gobiernos y los representantes sociales.
Además, crea un desquiciamiento social y simbólico que se manifiesta en el aumento de la miseria, la desintegración de las comunidades territoriales, las migraciones, la muerte de las culturas milenarias, la violencia intrafamiliar, escolar, laboral, urbana; que se revela en la elevación de los niveles de inseguridad, angustia, stress, infelicidad; en el incremento de enfermedades como la diabetes, la obesidad, los canceres, las crisis cardiacas; en el aumento en los suicidios, el consumo de drogas, los jóvenes que no estudian ni trabajan, en los deportes violentos.
En los asuntos energéticos y ecológicos, la alternativa estratégica o de largo plazo está, en mi opinión, en la Reducción radical del consumo de energía en la industrial y los servicios.
En la industria y los servicios existe un escandaloso despilfarro de energía, protegido por la política económica; sólo hay que observar un poco las formas industriales de generación de energía, la agroindustria, el bombeo de agua, el transporte, el libre comercio, la salud, la educación, para confirmar el enorme potencial que existe para la reducción radical en el consumo de energía en estas ramas de la economía, ampliamente denunciadas en las cumbres del clima.
Entendemos por reducción radical, las reducciones del 20, 30, 50 % en el consumo de energía en los grandes rubros de la economía nacional. Estas reducciones no se logran con desarrollos tecnológicos afectados por la Paradoja de Jevons, se logran con acciones políticas contundentes-reformas, leyes, normas- que se sustentan en la revalorización de la naturaleza, las culturas, la convivialidad, que impulsan la reconceptualización de la riqueza y la pobreza, de la escasez y la abundancia, que promueven la reestructuración de la producción y las relaciones sociales, que expanden la redistribución de la riqueza y el trabajo.
Estas acciones deben propiciar la consecución de un objetivo estratégico: La relocalización de la economía y la vida. Se trata de lograr estos objetivos por cambios en la organización psicosocial del hombre occidentalizado; estos cambios deben expresarse por medio de la descolonización del imaginario social, afectado por la nefasta labor de las escuelas y su envenenado producto: la educación; por la destructiva labor de la manipulación mediática; por el consumo de tecnologías. Todas estas líneas estratégicas requieren acciones políticas extraordinarias.
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