Ante la polémica que ha desatado la reducción del presupuesto al campo para 2019 dentro de la propuesta del Ejecutivo Federal enviada al Congreso, el doctor Marcel Morales Ibarra, especialista en desarrollo rural, afirma que el problema del agro en México no es solo de recursos, ni de presupuestos sino, sobre todo, de ausencia de proyecto; no es de subsidios sino del uso adecuado de estos.
Durante las últimos dos décadas el dinero del erario público destinado al campo ha mostrado incrementos, en general, sin embargo el problema es la dirección que los gobiernos en turno le han dado, ya que por ejemplo, los subsidios en la actualidad tienen una orientación individual, que en el mejor de los casos pueden definirse de apoyo al ingreso, cuando deberían de ser carácter productivo y orientación colectivos, es decir, tener impacto social, como sería el fortalecimiento de infraestructura productiva, como caminos, bodegas, pozos, además de fortalecer la investigación y transferencia de tecnología.
El también presidente del Consejo Mexicano de Agrobiotecnología. A.C. (ComaBio), recordó que por cuestiones políticas y electorales, en algún momento se decidió que los apoyos deberían entregarse a individuos sin proyectos de por medio, dando pié a la proliferación de organizaciones de membrete, que servían de intermediarios entre el gobierno y los productores, generándose una red de corruptelas entre “líderes” de organizaciones y funcionarios. Así, se creó el “Frankenstein” que tenemos donde “todo es clientelar y existe una corrupción desmedida”.
De esta manera, Programas como PROAGRO PRODUCTIVO y el PIMAF, PROCAFE, entre otros, cuyos presupuestos superaban los 20 mil millones de pesos, cifra superior a la disminución que se propone en el presupuesto del Ejecutivo para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) para el año 2019, nunca presentaron resultados. Afortunadamente, muchos de estos programas ya están borrados en la propuesta de egresos.
Marcel Morales, quien también es promotor del uso de insumos agroecológicos en el campo, expresó que bienvenido este presupuesto si se convierte en el parteaguas de lo que el campo y el país necesita, donde se debe considerar el contar con un proyecto de desarrollo del campo, que permita la direccionalidad adecuada de los recursos, que realmente fortalezcan las capacidades productivas del sector.
Con más de tres décadas en el análisis de temas de desarrollo rural, el presidente del ComaBio, remarca que PIMAF, PROCAFÉ y PROCAMPO, en su momento, solo han servido para solapar corruptelas, ineficiencias y simulaciones.
El experto en temas del agro señaló que “por supuesto que la disminución del presupuesto al campo no es garantía de nada, pero ojalá la austeridad presupuestaria obligue a aplicarnos en la construcción de un proyecto de desarrollo del campo mexicano de corto, mediano y largo plazo”.
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