Terminó la temporada del futbol cancha con la brillante coronación del Barcelona en la liga de Campeones de Europa luego de humillar al Manchester United donde juega el “Chicharito”, por 3-1 y en seguida apareció el juego de los de pantalón largo, circo de los hombres de la FIFA (Federación Internacional de Futbol). La lucha por el poder, llovieron patadas por abajo y arriba de la mesa.
Se destapó la cloaca de la corrupción. Joseph Blatter fue por su cuarta elección (que ya consiguió) y en sus aspiraciones quería vía libre, que nadie intercediera. Había un candidato alternativo con posibilidad de dar la pelea, el qatarí Mohamed bin Hammam, pero Blatter lo sacó del camino. A unos días de que se celebraran las elecciones en Zurich el organismo rector del balompié mundial abrió un expediente con Bin Hammam acusándolo de comprar los 35 votos del área de la CONCACAF, que son decisivos en el resultado final.
Se informa que el dirigente asiático se reunió con los 25 líderes del futbol caribeño los días 10 y 11 de mayo en Trinidad y Tobago, país de donde es originario Jack Warner, y en dicha reunión Hammam solicitó el respaldo a su candidatura presidencial. Lo curioso de este caso de corrupción lo denunció Chuck Blazer, secretario general de la Concafac y brazo derecho de Jack Warner, que no se tentó el corazón para desenmascarar a su amigo de correrías y arrimarlo al patíbulo al denunciarlo ante la FIFA. En todo este lodasal, el trinitario Warner amenazó a Blatter con revelar asuntos peligrosos que afectan al organismo: por principio de cuentas acusa a Joseph de haber vendido la sede del mundial 2022 a Quatar y que recientemente dio un millón de dólares a la Concacaf y se distribuyeran de la mejor manera entre sus afiliados. Se entiende que para comprar sus votos.
Total, esto puede ser el fin de la dictadura de 21 años al frente de la Concacaf de Jack Warner tras el expediente que le abrió la FIFA que pude generarle fuertes sanciones por violar el artículo 16 del Código de Ética que rige a los miembros de dicho organismo futbolero. Está bien identificado el negro historial de Warner, un corrupto y pillo que vendía los boletos que entregaban a cada confederación en los Mundiales de Futbol para sus afiliados. No se la van a perdonar y la misma suerte puede correr el qatarí Mohamed Bin Hammam. A río revuelta, qué mejor oportunidad para México de recuperar la presidencia de la Concacaf que encabezó por muchos años Joaquín Soria Terrazas. A México siempre se le ha considerado el gigante de su área, futbolísticamente hablando, y en liderazgo también puede serlo. Lo tienen en sus manos.
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