††† El instante difuminado por un resplandor neblinoso tiende hacia la eternidad al impulso de frases impuestas.
††† Fuera de su entorno, esas figuras niegan el “otro yo” en la grandeza, en su íntima miseria: la natural contradicción del individuo.
††† …es llegar al pueblo para reconocer en otros los rostros compañeros carcomidos por los años.
††† Evidencia de una realidad parchada en el semblante reinventado de quien fuera héroe o demonio, o ambos, o nada.
††† Fiesta de la muerte impía, cruel hasta despojarlos de todo sentimiento de pertenencia, cuando del nombre sólo queda un pellejo a orear sobre un millón de vidas sin historia.
††† En la galería histórica, esos rostros conducen de lo fascinante a lo grotesco.
Ídolos a ras de tierra despernados y de ella poseídos.
††† Amanecer postpuesto… en la penumbra, el perfil de otro forjador de futuros.
Rostropiedra por nacimiento; rostropiedra por la atroz muerte.
††† Zarandeados de un bando a otro, los infelices e ignorantes llenáronse con polvo las bocas hambrientas para formar con sus huesos el monumento de quienes les decretaran la muerte.
††† El viento resecó las lágrimas, esparció la esencia de quienes las lloraran y los nombres sin rostro de los llorados.
††† … los campos requemados por el sol, cenicientos de olvido, incendiados por la turba, esperan la bendición de las lluvias, el amor de unas manos cuarteadas.
††† México es su humanidad amortajada con ideales.
Francisco Villa. Óleo sobre tela. 50 x 60 centímetros.
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