La fundación de la primera orquesta sinfónica mexicana, dirigida por Don Mariano Elízaga, lleva por data el 1822, mismo personaje que en 1824 inaugura la “Sociedad Filarmónica” y que contara con su Academia a partir del 17 de abril del 1825, antecedente directo del Conservatorio Nacional de Música.
En 1839, Don José Antonio Gómez funda la “Gran Sociedad Filarmónica”.
Resultado del concurso convocado por el Presidente de la República, General Don Antonio López de Santa Anna, en 1854, surge el Himno Nacional Mexicano, con partitura del español Don Jaime Nunó radicado en México (1824-1908) y del poeta Don Francisco González Bocanegra (1824-1861), canto patrio precedido por los intentos de H. Herz, Lauro Rossi y de Antonio Barilli.
Con años más, menos, antes o después, el catálogo de obras musicales contiene los nombres de: Aniceto Ortega, Cenobio Paniagua (con amplio repertorio musical), Luis Baca, Octavio Valle, Mateo Torres, Leonardo Canales, Miguel Meneses, Melesio Morales… para que, a partir del 1866, año de la fundación de la Sociedad Filarmónica Mexicana, debida a los esfuerzos del presbítero Don Agustín Caballero, a la mitad del siglo independiente, sumemos al enlistado a: Ricardo Castro, Gustavo E. Campa, Aurelio Barrios y Morales, Candelario Huizar García de la Cadena, Alfonso de Elías, Estanislao Mejía, Manuel María Ponce, Felipe Villanueva, Rafael, J. Tello, Juventino Rosas, y, ya para el Primer Centenario de la Independencia, con la terrible Revolución ( impulsora de la canción de campamento, de la ranchería o del pueblo) la generación siguiente registra a: Julián Carrillo, Juan León Mariscal, Rafael Ordoñez, José F. Vazquez, Antonio Gomezanda…
En 1928, junto con el Sindicato de Música, Carlos Chávez funda la “Orquesta Sinfónica de México” y a partir de ese momento anotamos los nombres de Silvestre Revueltas, Salvador Ordoñez y Guadalupe Medina de Ortega, entre otros muchos, para que al año siguiente iniciara sus actividades la Facultad de Música.
Ya en 1965, durante la fundación de la “Orquesta Sinfónica del IPN”, por esfuerzo de su primer director titular, maestro Guillermo Orta Velázquez, el compendio musical mexicano ya integra a los creadores: José Rolón, José Pablo Moncayo, Blas Galindo, Juan D. Tercero, Miguel Bernal Jiménez, Eduardo Hernández Moncada, Carlos Jiménez Mabarak, Jacobo Kostakowsky, Salvador Contréras… algunos de ellos –y muchos más- olvidados ante el nulo apoyo a su difusión, por la cancelación de los espacios para musicólogos o por el deseo acomodaticio de políticos y achichincles cuya sacudiría únicamente les permite agotar el “Huapango” y “Sones de mariachi” sin la referencia autoral.
Quizás sea una oportunidad la celebración del Bicentenario y del Centenario para que, con investigaciones en el Conservatorio de Música, la obra de éstos, todos arrumbados en el limbo de la abulia, posean el espacio correspondiente a sus méritos, más allá de la abstracción ideológica en torres, avenidas, puentes, jardines rebautizados y un esperado alud de caritas broncíneas sonrientes.
Comentarios Cerrados