La Naturaleza nos provee gratuitamente de todos estos bienes y servicios. No obstante, a muchos de ellos les podríamos adjudicar un valor económico. En el caso de los bienes, ponerles precio podría resultar muy sencillo, ya que casi todas las materias primas tienen un precio en el mercado –por ejemplo, la madera, las fibras, los alimentos, etc.-; sin embargo, en el caso de los servicios ambientales es una tarea muy compleja: ¿te imaginas cómo podrías valuar en dinero el mantenimiento de la biodiversidad o el control de las inundaciones?
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