México es uno de los principales productores de mango a nivel mundial, sin embargo sólo exporta 14 por ciento de su producción debido a que más de 60 por ciento de los frutos tiene antracnosis –enfermedad producida por un hongo y caracterizada por producir manchas negras en la cáscara–, por lo que la mayoría se comercializa al interior del país, señaló Enrique Galindo Fentanes, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015.
Al ofrecer la conferencia Biotecnología para controlar fitopatógenos en la agricultura: de la investigación al mercadoen la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el investigador sostuvo que el hongo afecta flores, hojas y pedúnculos de la planta y si bien las manchas son superficiales y la pulpa puede comerse, no son aceptables para exportación, de ahí la importancia de contar con productos que ayuden a combatirla como fungifree, un fungicida desarrollado en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Galindo Fentanes explicó que hasta hace unos 15 años la única alternativa de control de la enfermedad fue el uso de pesticidas químicos, fungicidas de síntesis químicos que si bien han contribuido al incremento de la producción, también han provocado problemas de contaminación y siempre “nos preguntamos que si no es seguro respirar dichos productos, tampoco puede ser seguro comerlos”.
El problema con los pesticidas sintéticos, dijo, es que son de muy baja especificidad, es decir, matan a todos los microorganismos, sean buenos o malos, y esto hace que disminuya la microflora benéfica que existe en el ambiente. De hecho, estos pesticidas se venden tanto precisamente por su alta toxicidad.
Otro inconveniente del uso de estos productos es que “tienen problemas de residualidad” y cada vez hay más regulación sobre los niveles permitidos de presencia de plaguicidas en los alimentos y las medidas para los productos que se exportan son “particularmente estrictas”.
Por otra parte los microorganismos generan muy fácilmente resistencia a estos plaguicidas y como generalmente actúan sobre una vía particular de biosíntesis, los patógenos desarrollan resistencia y, por tanto, tienen que aplicarse dosis mayores de estos productos, algunos de los cuales están prohibidos en Estados Unidos.
Galindo Fentanes señaló que frente a la necesidad de obtener productos sanos e inocuos, “como biotecnólogos tratamos de tener un enfoque ecológico y por tanto usamos el concepto de control biológico”, a partir del cual se utilizan enemigos naturales del patógeno para reducir o eliminar sus efectos dañinos.
Para combatir este hongo que produce la antracnosis se ha optado por usar, en lugar de un fungicida químico, una bacteria (Bacillussp 83) aislada de follaje de mango, que inhibe la germinación de esporas del patógeno, es decir, limita biológicamente el desarrollo de este hongo.
Existe mucha información en torno al control biológico en la agricultura, pero no hay muchos productos en el mercado; de ahí la relevancia de haber obtenido fungifree, después de 12 años de investigación, apuntó.
A pesar de que los biofungicidas ocupan un espacio en el mercado global de apenas cuatro por ciento, la tendencia es a un crecimiento acelerado, debido sobre todo a que la población está dispuesta a pagar más con tal de que los productos sean inocuos.
Una vez obtenida la formulación, “contamos con el apoyo de la empresa Rodeo-Fruit”, dedicada a exportar mango a Japón, donde el precio del producto es más de diez veces el de México, e interesada en incrementar la calidad del producto y con ello sus exportaciones.
El producto se probó en sus huertos y se observó que con la tecnología química, alrededor de 80 por ciento de la cosecha tuvo calidad de exportación; “esto quiere decir que con este producto podría incrementarse 300 por ciento la capacidad de exportación”.
Fungifree se ha probado también en papaya, aguacate, mandarina y limón, entre otras frutas con “buenos resultados”, señaló el investigador, quien añadió que para la comercialización de dicho producto el grupo creó la empresa Agro&biotecnia.
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