¿Has notado que algunos compañeros de trabajo parecen enfermarse con mucha frecuencia? México se ha convertido en un país muy propenso a desarrollar diversos problemas de salud relacionados con las condiciones de trabajo a las que los empleados se encuentran expuestos diariamente. Tal es el caso del Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), que aparece como consecuencia de factores químicos, físicos, microbiológicos, contaminantes y factores psicosociales en las grandes urbes, y que atenta contra la salud de las personas en diversos aspectos; dentro de las principales afectaciones podemos encontrar el Síndrome de Ojo Seco (SOS), enfermedad ocular que impide que el ojo se lubrique y proteja correctamente.
El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) puede definirse como “un conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en espacios cerrados” según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La característica principal del SEE es que desencadena una serie de síntomas negativos en las personas, pero únicamente dentro de los edificios, y estos “desaparecen” en la gran mayoría de las ocasiones al abandonarlos, lo que hace más complicado de dimensionar este problema de salud y contrarrestarlo efectivamente, ya que podrían incluso confundirse con síntomas de enfermedades comunes y crónicas, e incluso desencadenarlas.
Según una investigación realizada por Molhave, profesor en ciencias médicas e investigador danés, y retomada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, con sede en Madrid, España, los síntomas que definen el SEE pueden ser clasificados en cinco rubros: oculares, vías respiratorias superiores, pulmonares, cutáneos y generales. Por otro lado, dentro de los factores de riesgo que propician el SEE están los relacionados con el edificio, tales como problemas de mantenimiento y limpieza, equipos de oficina modernos como monitores o proyectores, ventilación artificial y edificios viejos o recientemente remodelados; los relacionados con el ambiente interior, como pueden ser la humedad, poco o nulo acceso de aire exterior, humo de tabaco, aerosoles o contaminantes, iluminación inapropiada y temperatura irregular; y los relacionados con la persona, como enfermedades previas, menor jerarquía, estrés y desencanto laboral, entre otros.
La visión es uno de los aspectos afectados como consecuencia de habitar o laborar en un Edificio Enfermo. Como ejemplo de esto, podemos mencionar el Síndrome de Ojo Seco, cuyos factores de riesgo están relacionados con situaciones ambientales, como por ejemplo la contaminación o el uso prolongado de dispositivos electrónicos como computadoras o tablets.
El SOS se ha convertido en una de las principales causas por las que las personas acuden con un especialista en el cuidado de la vista, ya que afecta miles de millones de personas alrededor del mundo . Se caracteriza principalmente por un ciclo vicioso provocado por la inestabilidad e hiperosmolaridad de la película lagrimal, lo que desencadena en daño e inflamación de la superficie ocular, así como anomalías neurosensoriales.
El Síndrome de Ojo Seco se define como “una enfermedad multifactorial de la superficie ocular, caracterizada por una pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y acompañada por síntomas oculares” , lo que se traduce como una deficiencia en la composición de la lágrima (mala calidad), lo que impide la correcta lubricación y protección del ojo.
“La carga económica-social del SOS es alta” comenta Rosario Guilas, oftalmóloga de Alcon. “El SOS puede desarrollarse por múltiples factores, por lo que tiende a ser complicado diagnosticar una causa incluso con base en información específica, lo que lo convierte en un tema de salud difícil de dimensionar sin una asesoría oportuna”.
Guilas agrega: “Aunado a lo anterior, el SOS es aún más complicado de valorar porque no existen estudios concretos de la población mexicana y es un padecimiento que, al igual que muchos otros, únicamente puede ser controlado, más no curado por completo, por lo que se requiere un alto grado de compromiso por parte de todas las personas que estamos involucradas en el tratamiento de esta enfermedad, tanto pacientes como especialistas”.
Un estudio realizado por los investigadores Yu, Asche y Fairchild, demuestra que el costo indirecto del Síndrome de Ojo Seco en Estados Unidos fue de 11 mil 302 dólares por paciente, derivando en una derrama económica de 55.4 billones de dólares en ese año. Esto involucra diversos aspectos, dentro de los que se encuentra la pérdida de productividad laboral y ausentismo en el trabajo, mismos que están íntimamente relacionados con el ya mencionado Síndrome del Edificio Enfermo.
Según el reporte del TFOS DEWS II (Dry Eye Work Shop II), la aparición del SOS aumenta conforme a la edad. De hecho, la presencia de esta patología con y sin síntomas varió en prevalencia de 5% a 50% -según estudios realizados principalmente en Asia y Europa- a nivel mundial en los últimos 10 años en población adulta; sin embargo, de igual manera cuenta con una importante presencia en población joven (menores de 40 años). También es importante mencionar que, al igual que el SEE, su presencia es más común en mujeres, en gran medida, gracias a las hormonas características del sexo femenino.
Un diagnóstico y tratamiento oportuno brindan la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Específicamente, este padecimiento puede tratarse con gotas oftálmicas, mismas que encuentran disponibles en el mercado y cuentan con los más altos estándares de calidad y tecnología, y en casos específicos, nanotecnología, capaces de brindar un alivio prolongado de acuerdo a cada paciente y sus necesidades particulares. Consulta a un especialista para conocer los beneficios y cuáles son las adecuadas para cada caso particular.
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