Y sí, aquí me tienen en una nueva entrega de esta su columna favorita donde se enteran de porque, sigo amando a Resident Evil 6.
Mis queridos lectores, tal vez ustedes ya se aburren con este tema, pero como yo no y es mi deber, llevar a cabo esta cruzada para defender a RE6, porque he seguido leyendo que hay muchas quejas. Incluso, leyendo en un sitio que frecuento mucho, Lens of truth, D.R. Maddock menciona que él recomienda RE4. Mal, muy mal, si bien ese título es importante, la sexta entrega de esta saga viene a perfeccionar lo que se hizo en pasados títulos.
Por ejemplo, esta semana estuve jugando la segunda historia, de Chris y Piers, me gustó mucho cómo se divide la historia, empezando en el pasado cuando Chris y su pelotón enfrentan una amenaza bioterrorista en los Balcanes y luego, como se puede ver en la primera historia, volvemos al presente. Por una parte, Chris comienza teniendo esa fuerza e ímpetu que lo había caracterizado y luego, podemos ver cómo se deja caer al creer que ya no tiene futuro por haber perdido a su equipo, ojo, no estoy arruinando nada de la historia, eso lo empezarán a ver desde el inicio.
Y si no, bueno, ya ni modo…
El punto es que jugar con Chris y Piers, lo sentí diferente a Leon y Helena, desde las situaciones hasta cómo luchan. Eso es bueno, porque sé desde ya que la tercera historia de Sherry y Jake me ofrecerán algo distinto.
Pero claro, vienen los odiosos a decirnos que eso no está bien, que sigue sin ser un “residente de verdad”. Caray, en Resident Evil 4 yo odiaba a Ashley porque no hay nada más molesto tener que cuidar a un personaje que no se sabe cuidar a sí mismo; algo similar me pasó en lo poco, muy poco que jugué de RE5, pero en RE6 no hay esos problemas, todo va fluido y sabes que puedes contar con la ayuda del otro personaje y que, en ningún momento, se vuelve una carga que influya en la jugabilidad.
Resident Evil 6 es un gran título y, para la próxima semana, seguiré con este tema.
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