Ante la resolución de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en la que asegura que el desmonte del manglar Tajamar realizado por el Fondo Nacional de Promoción al Turismo (Fonatur) fue legal, Greenpeace considera que:
Es una vergüenza que la Profepa minimice los impactos de la tala del manglar y dé por hecho que el Fonatur actuó dentro del marco legal cuando aún no se tiene una sentencia definitiva de un juez en el caso.
En un país donde las propias instituciones de gobierno utilizan la ley a modo, aplicándola a medias en algunos casos pero dejándola impunemente como letra muerta en otros, la Profepa se suma a la lista de las instituciones que cada vez pierden más credibilidad. Es indignante que la institución encargada de la protección ambiental se atreva a defender un daño como el que se realizó en Tajamar.
Hoy, en el Día Mundial de los Océanos, es lamentable conocer que la Profepa justifica los daños al manglar, un ecosistema primordial para la conservación de los mares, donde se alberga una gran cantidad de especies, que es barrera natural contra las inundaciones, por lo que actúa como un muro contra huracanes. Contar con manglares sanos es proteger también la vida en los océanos.
Es una pena que la Profepa hable de investigaciones exhaustivas cuando en los hechos no pudo constatar los daños a la flora y fauna debido a que realizó sus inspecciones 10 días después de que sucedió el desmonte.
El criterio de la Profepa es obsoleto ya que toma consideraciones de hace una década pese a que la legislación se ha actualizado para brindar mayor protección a este tipo de ecosistema, y al mismo tiempo, la visión y entendimiento por parte de la sociedad en general, la sociedad científica e inclusive el sector gubernamental cambió dándole al manglar un estatus de ecosistema esencial para la ecología y bienestar de las comunidades costeras de todo el país que hoy las autoridades intentan minimizar.
En 2007 el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre protegió el manglar por su valor ecosistémico, pero eso nada importó porque dos años antes, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) obras en Tajamar y éste decidió ejecutarlo una década después, pese a que el marco legal mexicano cambió y ya protege la zona.
La lentitud con la que han actuado las autoridades permitió que se concretaran daños a la flora y fauna del sitio bajo el amparo de un permiso otorgado hace una década, tiempo en el que el manglar y las especies que en él habitan siguieron desarrollándose, reproduciéndose, creciendo y migrando, por lo que es ridículo que se intente justificar el daño al sitio pretendiendo que se mantiene igual que hace 10 años, como si el manglar se hubiera congelado en el tiempo esperando a que se iniciaran las obras.
Esperamos que la resolución definitiva de un juez considere el derecho a un medio ambiente sano de la sociedad y se cancele de una vez por todas el proyecto de Malecón Tajamar.
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