Con el fin de prevenir reducciones drásticas en los almacenamientos de agua y reducir el impacto de las alteraciones del ciclo de las lluvias, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha fortalecido su política de administración de los recursos hídricos y la sustenta en la disponibilidad real en embalses y acuíferos, señaló Roberto Ramírez de la Parra, Director General de este organismo.
Indicó lo anterior al asistir a la Asamblea General Ordinaria de Asociados del Consejo Consultivo del Agua, A. C., en donde dijo que se han obtenido resultados positivos en el sector agrícola, donde se trabaja de manera coordinada con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, y los propios usuarios no solo para asignar la distribución de agua de acuerdo a la disponibilidad en los acuíferos o presas, sino también para adecuar los tipos de cultivos a las reservas hídricas y las demandas del mercado, así como programar el desarrollo de infraestructura hidroagrícola para lograr sistemas integrales de modernización del riego.
Con ello, se ha logrado incrementar la productividad del agua en el campo a tal grado que en 2015 se tuvo el ciclo agrícola más exitoso en los 20 años más recientes, debido a que se mejoraron los ingresos de los agricultores y se redujo la cantidad del agua utilizada, lo cual permite destinar esos ahorros a otros sectores de usuarios, principalmente el público-urbano.
Detalló que la nueva política de administración del agua también considera el mediano plazo, por lo que se prevén almacenajes de agua suficientes para dos ciclos agrícolas y para tres años de abastecimiento del sector público-urbano, lo cual permite estar mejor preparados para afrontar alguna situación de sequía y reducir su impacto en la población y el sector productivo, lo cual permitirá avanzar hacia la suficiencia alimentaria.
Adelantó que el reto en el que se trabaja con diversas instituciones del Gobierno de la República es unificar las reglas de operación para acceder a los subsidios de algunos programas federales, con el fin de potenciar su impacto en la población y garantizar un mejor uso de los recursos.
Señaló que un aspecto fundamental en esta nueva política de gestión hídrica es la participación de los usuarios, ante quienes se ha transparentado la disponibilidad real de los recursos hídricos y se ha sustentado la toma de decisiones.
Ese fortalecimiento de la política hídrica, consideró, debe replicarse en la gestión del agua destinada a otros usos, con el fin de tomar medidas puntuales que permitan cubrir las necesidades de la población y del sector productivo, a la vez que se protegen los acuíferos, que deben mantenerse como verdaderas reservas de agua para el desarrollo social y económico futuro.
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